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Medio ambiente

Humedales de Mallorca, en peligro

WWF ha identificado 246 zonas húmedas en Mallorca, 64 naturales y 182 artificiales - Pese a su valor natural, muchas están degradadas

Los desechos se acumulan en s'Estany des Ponts, en Alcúdia. carlota viada/ wwf

Balears ha visto cómo se destruían 24 humedales en los últimos 20 años, la mayoría, en Mallorca. Gran parte de ellos fueron arrasados por la construcción, el urbanismo o acabaron contaminados por vertidos de depuradoras, escombros y otros desechos tóxicos. Como siempre, la mano del hombre es la causa de su desaparición y degradación. La World Wildlife Fund (WWF) ha pedido al Govern balear que adopte medidas para la protección y restauración de estas zonas húmedas de extraordinaria biodiversidad. La organización ecologista presentó a finales de 2019 un inventario que identifica 358 humedales en el archipiélago, tanto naturales como artificiales, mayores de 0,10 hectáreas. El 40% de estas zonas tiene más de la mitad de sus hábitats originales alterados.

El catálogo elaborado por WWF recoge 246 humedales en Mallorca, entre los que hay 64 naturales, la mayoría costeros, y 182 artificiales, todos ellos de interior. Los humedales naturales son pequeñas balsas de desembocadura de torrentes que se convierten en puertos seguros para muchas aves migratorias, zonas de cría de anfibios e insectos como libélulas, y también hay prados salinos litorales como el Prat de Porto Petro, el del Port d'Andratx o ses Fontanelles y otras masas de agua cársticas en cuevas de la isla con conexión al mar. Mientras, las zonas húmedas artificiales corresponden a estanques artificiales como balsas de campos de golf, balsas de riego, agrícolas o ganaderas excavadas en la tierra, estanques de cemento o safareigs, balsas de depuradora, canteras y embalses, que suponen un importante atractivo para la fauna, sobre todo si sus orillas se han naturalizado y aparece vegetación acuática, según señala Carlota Viada, técnica de WWF en Balears.

Estos espacios, por pequeños que sean, se caracterizan por su riqueza natural, pero su estado de conservación es preocupante en Mallorca. Han caído en el olvido. Pese al valor natural con el que cuentan, la mayoría están completamente degradados. "La isla se ha quedado prácticamente sin zonas húmedas", sentencia Jaume Adrover, portavoz de Terraferida.

Por ello, la organización ecologista WWF ha solicitado al Govern balear que apruebe en esta legislatura un Decreto autonómico de protección de zonas húmedas, un marco normativo que proteja y regule las actividades en humedales, similar al Decreto Presidencial aprobado por el gobierno griego en 2012 que protegió de manera estricta 380 pequeñas zonas húmedas de menos de 8 hectáreas en 59 islas. "Es necesario un decreto porque estas zonas se están degradando", recalca Carlota Viada, de WWF en Balears. Por su parte, Toni Muñoz, portavoz del Área de Conservación y Biodiversidad del Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB), también cree que sería positivo este decreto para muchas zonas que actualmente están desprotegidas como por ejemplo el Estany de Canyamel y, además, para ordenar las actividades. "Lo complicado es intervenir, regular los usos, ordenar los usos es lo más complejo porque nunca contentas a todos", reconoce Muñoz.

Los humedales tienen un gran valor para el funcionamiento de los ecosistemas: constituyen reservas de hábitats, almacenan carbono, mantienen el caudal, filtran nutrientes y mantienen la calidad de las aguas, acogen polinizadores naturales, preservan el paisaje... También son clave para hacer frente a los efectos del cambio climático. Según explica Viada, de WWF en Balears, por un lado, previenen las avenidas, las 'torrentadas', ya que si hay un buen sistema hidrológico natural se previenen las avenidas. Además, por otro lado, las masas de agua ayudan a regular la temperatura porque el agua absorbe el calor, el CO2. Así, frenan el calentamiento global. "Antes había muchísimas zonas húmedas en la isla", se lamenta Viada.

La técnica de WWF indica que los grandes humedales de la isla como s'Albufera, s'Albufereta de Pollença o el Salobrar de Campos ya están protegidos. En cambio, hay otras pequeñas zonas húmedas desprotegidas como las desembocaduras de los torrentes. Algunas han desaparecido como en la comarca del Llevant, otras están "muy tocadas" o incluso se han cubierto con baldosas o paseos marítimos, por ejemplo, Cala Figuera. En Canyamel, se intentó recuperar el espacio gracias al GOB y al ayuntamiento instalando pasarelas y carteles. En Alcúdia, s'Estany des Ponts es uno de los lugares más degradados por culpa de un vertedero ilegal. Otro punto en el que es preciso intervenir es la desembocadura del torrente de Cala Pi, donde se acumula la basura, y también el Prat del Port d'Andratx, en el que el ayuntamiento está impulsando su restauración, según WWF. En el Salobrar de Magaluf o sa Porrassa (Calvià) solo quedan 13 hectáreas de las más de 80 originales. Este humedal se degradó con el urbanismo y el turismo de masas.

Para Toni Muñoz del GOB, sa Porrassa no está perdida. Hay cañizo y tres especies endémicas, únicas en todo el mundo. "Se tiene que conservar e intentar mejorar", destaca. "El gran reto es s'Albufera", asegura, en referencia a la escasez de agua, de caudal y a su mala calidad por el uso de nitratos y agroquímicos en la agricultura.

Jaume Adrover, de Terraferida, apuesta por recuperar ses Fontanelles, el último humedal de Palma. Según Adrover, se tendrían que restaurar todas las zonas húmedas potenciales y protegerlas. También critica al Govern por destrozar el Torrent de na Borges con maquinaria pesada y al mismo tiempo tratar de protegerlo.

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