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Lletra menuda

Cuando Gloria responde a su nombre

Por si acaso quedara alguna duda, se confirma que nunca llueve a gusto de todos. Si uno se interesa por los efectos de la reciente borrasca 'Gloria' ante responsables de establecimientos hoteleros, residentes en primera línea de costa y gestores públicos de playa, oirá pestes y percibirá abatimiento. No hacen falta mayores explicaciones. Los resultados del temporal marítimo saltan a la vista.

Otro cantar muy diferente hacen agricultores y ganaderos. No ha sido la lluvia perfecta, pero entre 120 y 200 litros por metro cuadrado, a finales de enero en el interior de Mallorca, constituyen una aportación vital en un momento oportuno, especialmente para los cultivos de cereales y leguminosas, aparte de un riego que se hacia necesario para el arbolado, sobre todo para los cítricos. Por lo que respecta a la agricultura, el problema está en los terrenos anegados junto a torrentes y lugares anexos a las nuevas carreteras que han quedado sin evacuación de aguas. Pero a estas alturas del año todavía queda margen para resembrarlos.

Los avatares del clima y la realidad socioeconómica de Mallorca se repelen hoy para presentar esta dualidad tan contradictoria como irreconciliable. Lo que perjudica a la costa beneficia al interior. O al revés.

Tras el impacto de los destrozos causados por el mar, en términos colectivos y a medida que se va secando el barro, produce un cierto alivio comprobar que, por lo menos para agricultores y ganaderos, 'Gloria' ha respondido a su nombre. Para ellos ha sido gloria bendita que todavía es más regeneradora después de tantos periodos de sequía y tanta plaga perjudicial. El buen camino seguirá siempre que las altas temperaturas de estos días sean solo un capricho más del clima.

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