Casi de manera inconsciente todos hemos llegado a asumir que el turismo de masas se sirve y necesita solo del transporte aéreo porque en él todo debe ser rápido y cuantioso. Hace tiempo que Mallorca ha dado la espalda a las líneas regulares por vía marítima, lo cual, objetivamente, resulta muy cuestionable desde el punto de vista de un territorio insular. Parece ya que solo quedan atraques para los grandes cruceros capaces de alterar toda normalidad.
Los excesos del negocio rápido y voraz obligan, sin embargo, a replantear lo esencial. Mallorca necesita reconciliarse y convivir con normalidad con el transporte marítimo de pasajeros. La recuperación de la línea entre Port d'Alcúdia y el puerto francés de Toulon está en buena ruta para contribuir a ello.
Entre sus ventajas figura el aportar un turismo más reposado y diversificado como el propio de la bahía de Alcúdia. Así se evitan sobresaltos. La temporada inminente se puede afrontar con normalidad porque la zona mantiene la pluralidad de oferta y líneas como las de Toulon pueden compensar las oscilaciones entre clientes alemanes y británicos.
