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El padre de un ciclista muerto recoge firmas para pedir más seguridad en las carreteras

Juan Pol, que perdió a su hijo en un accidente ocurrido en 2018 en la vía de Lluc, ha conseguido 1.200 apoyos para su campaña

Juan Pol (izq.), el promotor. Miquel Pol (dcha.) falleció en 2018. j. canut

Juan Pol lleva recogidas ya más de 1.200 firmas. Se trata del padre de Miquel Pol, un joven ciclista de 29 años que falleció en junio de 2018 mientras practicaba este deporte por la carretera de Lluc al cruzarse una cabra en su descenso, provocando que se despeñara desde unos doce metros de altura. El padre del ciclista no ha parado de hacer campaña para conseguir que se mejore la situación de peligro e inseguridad que sigue habiendo en gran parte de las carreteras de la Serra de Tramuntana.

Según declara él mismo: "He conseguido ya más de 1.200 firmas que reconocen y apoyan lo que les digo, he visitado muchos clubes ciclistas y he ido a eventos como la feria de la Bicicleta en Consell y Binicomprat, y allí nadie pasó sin firmar, todos apoyaron mi iniciativa y lo ven más que necesario, una urgencia".

En relación a todo eso, Juan Pol añade que, recientemente, el Consell de Mallorca, con motivo del derrumbe de parte de la calzada en un tramo de la carretera de Lluc a causa de un temporal, ha instalado unas barandillas justo en la curva anterior en la que su hijo Miguel perdió la vida; "una barandilla que, tal vez, de haber estado ahí", dice, "hubiese podido evitar su muerte".

Imagen de la curva de la carretera de Lluc donde Miquel Pol salió de la calzada con su bicicleta. J. Canut

Puntos negros

Es por eso, precisamente, que el padre del ciclista asegura haber emprendido la citada campaña. Una campaña con la que quiere reivindicar que no solo es ese tramo que está en malas condiciones, sino que hay muchos puntos negros en la Serra, desde Formentor a Andratx, de gran peligrosidad. Y que la práctica del deporte seguro no existe, según afirma.

Así, por ejemplo, los ciclistas se encuentran, año tras año, con falta de protecciones en las carreteras, animales campando a sus anchas por el asfalto y vehículos públicos con capacidad de transporte para 60 o 70 personas que en la mayoría de curvas de la carretera de Lluc, debido a su longitud, se ven obligados a invadir el carril contrario, con la peligrosidad que ello conlleva. "Una peligrosidad que se podría minimizar si se cambiaran por vehículos de 15 o 20 plazas, como sucede en otros lugares de la geografía española, como, por ejemplo, en la zona de los Lagos de Covadonga (Asturias)".

Pol cree que las instituciones deben hacer una reflexión para la mejora de dichas carreteras lo antes posible, para que lo que le pasó a su hijo y a otros ciclistas y motoristas no vuelva a pasar. Y eso se podría conseguir, añade, aprovechando el reconocimiento de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad y con el dinero que la Administración recauda con la ecotasa.

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