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Reciclaje y atractivo en pro del negocio

En el supuesto de que las medidas municipales y el decreto del Govern hagan el efecto perseguido en Magaluf y logren expulsar al turismo de borrachera, los comercios de distinto tipo entregados a hacer caja con este menester deberán reinventarse para subsistir. Como mínimo, tendrán que evolucionar de la barra libre a la sensatez y mejor si aprovechan la coyuntura para mutar hasta la excelencia. Es la localización y la urgencia de poner en práctica, por imperativo legal y demanda social, el viejo renovarse o morir.

La explotación del turismo de borrachera ya no puede permitirse la resaca permanente porque no es solo suya, se ha degrado en todo un complejo déficit social. En este sentido, no cabe albergar reductos de juerga y rentabilidad económica descontrolada.

Los símbolos y los referentes son importantes en este apartado. Todo el mundo vincula a la macrodiscoteca BCM como escenario de los excesos del turismo de baja calidad, no solo material y consumista. Siempre en pro del negocio, el complejo del Grupo Cursach se presenta mañana en Fitur como exponente de la reconversión y rejuvenecimiento de Magaluf. Las webs británicas ya la ofrecen, vestida de nueva iluminación y diseño, como sala de espectáculos de calidad. Si así es, y es la avanzadilla de cuanto se avecina en Magaluf, bienvenida sea.

El negocio turístico tiene buen olfato. En ello le va la supervivencia. Parece haber entendido que no le queda otro remedio más que reciclarse hacia un atractivo y una oferta de calidad más sensata y sostenible. Es lo mismo que demanda un sector considerable de la actual sociedad del ocio. Si se logra, el beneficio no será solo para el establecimiento. También para el cliente y el Magaluf del mañana.

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