Una marea humana, ataviada con camisa blanca y pañuelo rojo, ha tomado las calles de Capdepera, después que la pareja de dimonis saliera de la cochera de Na Vergera, para iniciar las 'corregudes' de este Sant Antoni.

Este año la explanada de la iglesia era casi inaccesible, allí estaba colocada la cruz de mata que los dimonis después de sus primeros bailes rompen lanzándola al aire. Al ritual precede el encuentro de los dimonis delante la escalinata de la iglesia, enfrente del Ayuntamiento. Para este acto han contado con una pequeña ayuda tecnológica, unos pinganillos que les han permitido estar sincronizados en el momento de encontrarse.

Justo después y con las melodías santantonieras, interpretadas por la banda de música local, han arrancado las corregudes por las calles de la villa, con una multitud que no cesaba de cantar y seguirles en todo su recorrido.

En este caso la devoción es más para la pareja de dimonis que para el santo. Una peculiar pareja donde destaca el conocido dimoni ros o el guiri, como también se le conoce popularmente, por tener su careta con el pelo rubio.

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