La okupación de la antigua mansión de Boris Becker irrumpió en los medios en mayo de 2018. La noticia causó gran expectación tanto por la identidad del propietario -todo un ídolo en Alemania- como por el perfil del okupa: Georg Berres, un alemán de poco más de 40 años, con aspecto hippy y con una misión en la vida que, según explicaba él mismo, la articulaba a través de un "Comando intergaláctico de ayuda y rescate". Su objetivo, decía, era entrar en casas abandonadas y darles una nueva vida. En vídeos que fue publicando en Youtube, Georg Berres iba explicando los planes de futuro que tenía para la propiedad, como recuperar el cultivo de frutas y verduras, y organizar conferencias. En los últimos meses, han llegado a vivir en la finca ocho personas. Los últimos en abandonar, una pareja con un niño.