Carentes en mil realidades y necesidades, los juzgados de Manacor se presentan ahora como avanzadilla de la mediación intrajudicial civil, pero solo por lo que respecta a esta comunidad porque Balears es el farolillo rojo de la puesta en marcha de este servicio en España.
De momento tiene el encanto de lo nuevo, el entusiasmo de los promotores y la profesionalidad de los gestores, pero es demasiado pronto para alzar tanto el botafumeiro y hasta peligroso incidir en sus bondades en perjuicio de las dificultades de arranque y los inevitables tropiezos de la novatada. Ni siquiera se puede hablar de balance. Vale más dedicar esfuerzos a la información entre la clientela de una Justicia siempre a cámara lenta y privada de instrumental que le permita responder a su nombre.
Sabido es que vale más un mal acuerdo que un buen pleito, pero si el primero es digno y solvente, mucho mejor. Si la mediación sirve para cultivar la paz personal y social, dar carpetazo a demandas, aliviar juzgados y contentar a las partes, bienvenida sea. Veremos.
