¿Volverá este año el gallo vivo al Pi de Sant Antoni de Pollença o se respetará la resolución adoptada hace dos años para pasar página a esta tradición en aplicación de la ley de protección animal? Hasta ahora, el ayuntamiento pollencí no se ha mojado sobre este asunto y mantiene la incógnita sobre si finalmente se recuperará la presencia del animal real en el interior de la cesta que se coloca en lo alto del pino a modo de premio para el primer escalador que corona el árbol plantado en el centro de la Plaça Vella.

En declaraciones a este diario, el alcalde Tomeu Cifre (Tots per Pollença) se mantiene ambiguo sobre esta cuestión. "No vamos a decir nada, ya se verá el mismo día; yo no organizo la fiesta y no tengo argumentos ni para quitarlo ni para volver a ponerlo", apuntó. En cualquier caso, el alcalde no descarta la recuperación de la tradición a pesar de que podría incurrir en un incumplimiento de la ley de protección animal. "Todo es posible", concluyó Cifre, que en una entrevista concedida a este diario el pasado mes de julio cuestionó que la tradición incumpla la ley.

En cualquier caso, partidos políticos y entidades animalistas estarán muy pendientes de la decisión final del Ayuntamiento. La formación de Alternativa per Pollença, con un representante en el pleno, ya ha avanzado que, en caso de recuperarse la tradición del gallo vivo, presentará una denuncia.

Cabe recordar que el gallo ha estado ausente en las dos últimas ediciones de la fiesta del Pi de Sant Antoni después de que el anterior equipo de gobierno decidiera eliminar la tradición en aplicación de la ley de protección animal. No obstante, son muchos los pollencins que no comparten esta resolución. De hecho, en el pleno en el que se debatió esta cuestión, celebrado en febrero de 2017, la retirada del gallo vivo ganó por un solo voto, el del exalcalde Miquel Àngel March.

La altura del árbol

Otro punto de atención de la fiesta que se celebrará el 17 de enero será la longitud del pino talado el pasado miércoles en la finca de Ternelles, de 21,5 metros de altura, una marca que muchos consideran arriesgada teniendo en cuenta que hace dos años el pino, que medía 22 metros, solo 50 centímetros más que el de este año, se partió por la mitad durante las maniobras de entrada a la Plaça Vella, un incidente inédito hasta la fecha.

En las redes sociales se ha creado un debate sobre esta cuestión y no son pocos quienes dudan de que en realidad el pino alcance la altura anunciada por el Ayuntamiento. Cabe recordar que el anterior gobierno local limitó la altura del árbol a los 20 metros para evitar que vuelva a producirse el incidente de la edición de 2018.

El alcalde Cifre señala al respecto que se ha dejado "aconsejar por los expertos, que dicen que este árbol no tendrá ningún problema para entrar en la plaza; lo que debe mirarse es la longitud del tronco, que mide unos 18 metros".