Unas camisetas solidarias cargadas de impuestos. La asociación Granots i Sopes de Sant Llorenç recaudó 48.000 euros netos recaudó 48.000 euros netos con la venta de las camisetas Som més que una illa, som una família, diseñadas para recaudar fondos para los damnificados por la torrentada que el 9 de octubre de 2018 azotó el Llevant.

Con una imagen de unas botas de agua verdes en un charco de barro y un crespón negro, la entidad apostó por diseñar camisetas para recaudar fondos. Hace dos meses entregó al Ayuntamiento una partida de 28.000 euros para que los destinara a los afectados. El resto de la recaudación (20.000 euros) ha ido a parar a Hacienda. Miembros de la asociación detallan que están pagando a plazos esta cantidad al fisco y que prevén terminar de abonar el pago en abril. Admiten que si hubieran sabido que la venta de camisetas acarreaba tal cifra de impuestos se lo hubieran pensado dos veces, pero "las prisas y las ganas de colaborar y ayudar a sus conciudadanos" pesaron más. Y es que estos 20.000 euros en impuestos podrían haber incrementado la donación para los damnificados de la torrentada.

Desde Granots i Sopes reconocen que la situación se les iba de las manos, por ello, tuvieron que contratar los servicios de un gestor y dar de alta de actividades a la asociación para poder vender las camisetas. Ahora sus integrantes entienden que si la camiseta hubiera sido ficticia y solo hubiera habido una donación económica para los afectados, no hubiera habido una venta de camisetas y no se hubiera tenido que pagar el impuesto. Se dio la paradoja de que mucha gente no pasó a recoger las camisetas, simplemente las compró como acto de solidaridad y así aportar su granito de arena en ayudar a los afectados. Al final, estas camisetas pagadas se repartieron entre los servicios sociales de los ayuntamientos de Sant Llorenç y Artà, además de la asociación Estel de Llevant de Manacor.

Más de 7.000 ventas

En total, se despacharon más de 7.000 camisetas. Algunas de ellas fueron vendidas en países como Alemania y Estados Unidos. Sus compradores eran turistas de la zona. Reconocen que la demanda en internet fue "un caos" porque recibían muchas peticiones de la Península hasta tal punto que había colaboradores de la asociación que solo se dedicaban a responder los correos electrónicos de demandas y consultas.

Todas las personas que han trabajado en el proyecto no entienden como después de tanto trabajo y transparencia (todas las transacciones han sido por internet y cuenta bancaria) tengan que pagar 20.000 euros cuando realmente no ha habido lucro alguno. Lo que sí ha habido, reconocen, son muchas horas de trabajo en fines de semana y fuera del horario laboral para sacar adelante esta impulsiva idea de ayuda a los necesitados después de la catástrofe del 9 de octubre de 2018 en el Llevant.

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