Qué se preparen en Vigo. La ciudad gallega tiene a gala ser una urbe sin competencia en cuanto a la vistosidad de su decoración navideña. Es porque sus munícipes no tienen conocimiento de cuanto ocurre en Sineu. La competencia y la rivalidad están aseguradas. La primera vila mallorquina también quiere destacar regalando a sus habitantes iluminación de Navidad sin precedentes. Esta por lo menos es la intención de un puntilloso equipo de gobierno municipal que solo ha encontrado en China “las bolas y estrellas” que buscaba. Los elementos usados en navidades anteriores ya no sirven. No es un gasto, es una inversión, dice el alcalde, Tomeu Mulet, al tiempo que anuncia la repetición de la operación para los próximos años.
Puede ser muy vistoso, deslumbrante si se quiere, pero sin duda resulta estrambótico y nada estético desde el punto de vista de la eficacia del dispendio público y ya no el respaldo, sino la mera solidaridad con el comercio local. Eso, por parte de unos gestores municipales del PP que en su programa electoral habían prometido apoyarlo sin medida.
De los siete mil euros gastados en la carambola de decoración china, más de la mitad, cuatro mil, se han ido en aranceles y transportes. Ha costado más el envoltorio que el contenido.
En estas condiciones resulta imposible que la iluminación en cuestión haya alegrado las fiestas a todos. Lo exótico resulta atractivo a primera vista. El Ayuntamiento se dejó deslumbrar por las bolitas y estrellas chinas y ha quedado cegado en una operación de despilfarro que se le vuelve en contra. Seguro que los comerciantes de Sineu no han quedado encandilados. Ven en la luz china una ofensa antes que una alegría.
