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Educación

Un diálogo de generaciones en Calvià

Alumnos del IES Bendinat y usuarios de la residencia de ancianos (Llar) de Calvià han participado en la iniciativa 'Las historias que nos unen'

'Las historias que nos unen': una iniciativa para reforzar los vínculos entre jóvenes y mayores.

'Las historias que nos unen': una iniciativa para reforzar los vínculos entre jóvenes y mayores.

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'Las historias que nos unen': una iniciativa para reforzar los vínculos entre jóvenes y mayores. Iñaki Moure

En la residencia de mayores de Calvià (la Llar), un numeroso grupo de adolescentes se muestra especialmente preguntón. Uno a uno, levantan la mano y empiezan a preguntar. "¿Dónde está Rosario?", dice uno. "¿Y Tomeu?", inquiere otro. "¿Y Miquel?", pregunta otro. "¿Isabel dónde está?". "¿Y Juana?". Buscan entre su audiencia y ven que no está completa. Faltan personas que conocen.

La psicóloga del centro, Fina Riera, les tranquiliza. Uno de ellos tiene un constipado y no puede bajar. A otro lo que le pasa es que le gusta mucho dormir, "¡pero ahora bajará!". "Y, mirad, ahí llega Tomeu, pero es que va xino xano", sigue Fina, saludando a Tomeu que se acerca lentamente con su taca taca. Queda una rezagada: "¡ Juana, preguntaban por ti!". Esa preocupación evidencia la conexión que se ha creado entre los jóvenes y los mayores que han participado en 'Las historias que nos unen', una iniciativa de la Llar de Calvià y del IES Bendinat, con el objetivo de reforzar los vínculos intergeneracionales.

Segundo de ESO

Hace unas semanas, los alumnos de segundo de ESO y del aula UEECO del IES Bendinat entrevistaron en grupos a usuarios de la residencia para elaborar sus biografías. Y hoy es el día D: les toca leer esos relatos ante sus protagonistas.

El comedor de la Llar está lleno. Estudiantes y mayores callan. Y, en grupos, se van levantando los alumnos para relatar sus creaciones literarias, a medio camino entre la biografía y el cuento. Empiezan Yeison y Anass, dos jóvenes del grupo C de segundo de ESO. Cuentan la historia de Biel, que la escucha atentamente desde su silla de ruedas. Está encantado. Al principio, suelta un "¡Muchas gracias, chicos!". Y los chicos cuentan cómo a Biel le llamaban el "comemucho" y eso que, en verdad, en aquella época de la posguerra "pasaba mucho hambre, aunque eso no lo sabía todo el mundo". Cuentan también que era un poco gamberro de joven y que entraba en la casa de los vecinos a robar gallinas.

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Diálogo intergeneracional en el IES Bendinat de Calvià

Biel, relatan, fue muy feliz con su mujer. Mirando hacia atrás, la vida "le ha pasado muy rápido" y, ahora, el consejo que da a los jóvenes es que "sean felices" como cuando él estaba con su mujer, tocaba la guitarra española o salía a bailar a las discotecas. Yeison y Anass acaban. Hay aplausos y alguna lágrima que otra. Biel sonríe encantado de la vida.

Beneficios de la interacción

Las profesoras destacan los beneficios de esta interacción. Por un lado, para los mayores supone una mejora de su autoestima y de su vitalidad. Es un trabajo de recuperación de retazos de vida -felices y tristes- que siempre ayuda a su bienestar psicológico.

Maribel Pérez, una de las docentes del IES Bendinat que impulsó la iniciativa, informa de que en el proyecto han participado unos 60 alumnos. Ha sido la primera vez que se ha hecho algo parecido, pero, visto el éxito, "la idea es hacerlo también el año que viene", apunta.

"En las tutorías intentamos que aprendan valores. Y una vez, hablando de qué hacer para cambiar el mundo, surgió la idea de centrarnos en las personas mayores", recuerda. Para los estudiantes, implica tomar conciencia de unas experiencias vitales que les quedan muy lejos en el tiempo, pero de las que pueden extraer importantes lecciones de vida. Así lo explica otra de las profesoras del IES Bendinat que ha impulsado la iniciativa, Irene Cámara, quien explicó cómo sus alumnos se quedan sorprendidos por los trayectos vitales que han tenido los usuarios de la residencia.

"Los alumnos se quedaron impactados al encontrarse vidas tan interesantes", indica Cámara. Algunos de estos estudiantes, cuenta, han vuelto a la residencia en sus ratos libres para profundizar en sus charlas con los ancianos. Incluso se ha dado el caso de uno de ellos que estaba aún pasando el duelo por la muerte de su abuelo y que no quería volver a la Llar, pero lo ha hecho tras participar en 'Las historias que nos unen'.

Testimonios emotivos

En el comedor de la Llar de Calvià se suceden las historias. Marc Gutiérrez y Andrea Hernández cuentan la vida de Miguel Jiménez, al que sus amigos apodaban 'El Tirillas' cuando era joven. Hablan de su mujer, a la que conoció de camino al trabajo, y de sus cuatro hijas, que ahora son su principal apoyo. Miguel sigue atentamente la narración y corrobora en voz alta cada una de las afirmaciones de los jóvenes.

A Orsi, otra usuaria de la Llar, la narración de los estudiantes del instituto le hace rebobinar su vida hasta los tiempos en que era una niña y cuidaba de vacas y ovejas en su pueblo natal; unos tiempos en que "un señor sin un brazo le enseñaba a leer". La niñez se le acabó cuando, con 16 años, tuvo que emigrar a Alemania para trabajar en una fábrica. Allí conoció a Antonio, su futuro marido, que se le declaró en un parque de Múnich. A Orsi la vida le golpeó fuerte, pero los alumnos dicen que sigue mirando hacia adelante. "La iniciativa ha sido un éxito", remarca la coordinadora de servicios de la Llar de Calvià, Cata Suárez. "Para ellos, poder explicar su vida les hace sentirse importantes. Y también les ayuda, porque siente que así lo que han vivido no queda en el olvido", agrega Suárez. Los protagonistas así lo corroboran. Antònia Salom destaca la alegría de tratar con niños que "empiezan ahora la vida". "Son muy jóvenes y tienen que estar preparados", afirma.

"Ha sido muy bonito todo, conté casi toda mi vida", dice Isabel Martínez. "En la bondad de todas las cosas están los niños, los chavales", comenta Ángel Lucio Rodríguez.

Opiniones de alumnos

Los alumnos que entrevistaron a los ancianos para recopilar material con el que escribir sus biografías también hacen un balance muy positivo de su participación en 'Las historias que nos unen'. Eunice de la Torre habla de lo enriquecedora que ha sido la experiencia. "Después de ir a la residencia por primera vez y pasármelo tan bien, volví a ir para ver a Trini el día de su cumpleaños. Siempre que la veo me hace reír", apunta.

Otro estudiante de segundo de ESO, Lucas Vecchio, subraya lo que le ha gustado la experiencia. "Nos ha servido para darle más importancia a la gente mayor", dice.

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