La Navidad suele ser una época de reencuentros y de regreso a los hogares. Los animales no entienden de tradiciones humanas, pero por instinto saben reconocer su hábitat natural a pesar de no haberlo pisado en su vida. Desde este martes, la Serra de Tramuntana tiene 88 inquilinos más nacidos y criados en el parque zoológico de Barcelona que pasarán el resto de sus vidas en el único ambiente natural en el que sus antepasados vienen residiendo desde tiempos inmemoriales, incluso antes de la llegada del hombre a la isla. Son los ferrerets (Alytes muletensis), también conocidos como sapillos baleares, el anfibio endémico de la cordillera mallorquina que estuvo a punto de desaparecer para siempre de nuestros torrentes hasta que la puesta en marcha de políticas de recuperación en los años 90 frenó su extinción definitiva [vea las imágenes de la suelta de los ferrerets].

La amenaza sigue latente porque sus principales depredadores y las enfermedades que le afectan no han desaparecido, pero en la actualidad la recuperación del 'ferreret' es un hecho que conviene celebrar, sin bajar la guardia.

La finca dels Tossals Verds, en el municipio de Alaró, fue el escenario elegido por el Servei de Protecció d'Espècies de la conselleria de Medio Ambiente para la suelta de los 88 ejemplares de ferreret procedentes del zoo de Barcelona, institución cuyo papel se considera clave en el proceso de reintroducción de esta especie exclusiva de Mallorca que debe su nombre al sonido que emite (tanto el macho como la hembra) durante la etapa reproductora, similar al de un herrero que golpea el hierro candente sobre el yunque. Es un sonido muy característico que forma parte de la banda sonora de los torrentes más recónditos de la Tramuntana.

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El zoo barcelonés se ha convertido en un criadero imprescindible para el ferreret. Con la de este martes, ya son cinco las sueltas de anfibios endémicos que han sido criados previamente en las instalaciones de la institución catalana.

Así, según explicaron durante el acto de este martes, la colaboración entre el Servei de Protecció d'Espècies y el zoo de Barcelona "ha permitido reintroducir, desde el año 2016, más de 220 ejemplares de ferrerets en la Serra de Tramuntana". La cifra se eleva hasta los 650 ejemplares si empieza a contarse desde el ya lejano año 1993, cuando ambas instituciones iniciaron la colaboración con el objetivo de recuperar la población del sapillo balear en su propio hábitat natural.

Especie vulnerable

Gracias a este proceso, actualmente hay 35 poblaciones de 'ferrerets' en Mallorca que residen en los gorgs de los torrentes más inaccesibles de la Serra. Una de ellas se concentra en la otra cordillera de la isla, la del Llevant, donde recientemente se ha creado una nueva colonia de anfibios en una zona en la que las condiciones hídricas son favorables para su supervivencia.

El ferreret está calificado en la actualidad como especie vulnerable para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pero "legalmente todavía no está catalogado como una especie en peligro de extinción", según precisa la conselleria de Medio Ambiente. Las políticas conservacionistas han sido fundamentales para que el sapillo balear no forme parte de este peligroso listado.

Y es que la permanencia del ferreret en nuestras montañas podría calificarse de milagro. El anfibio endémico se consideraba extinguido en los años 70 debido a que fue descubierto antes por los paleontólogos que por los zoólogos. A principios de los años 80 se constató que el animal seguía vivo, lo que supuso un descubrimiento histórico porque hasta la fecha solo se conocían los fósiles del anfibio.

Se sabe que antes vivía en toda la isla y en Menorca, pero poco a poco su presencia fue reduciéndose a la Serra de Tramuntana debido a la introducción por parte de los romanos de especies invasoras y depredadores que le complicaron la vida.

El Govern ha redactado dos planes de conservación en los años 1991 y 2007 que "han permitido diversas actuaciones de conservación y reintroducción" de la especie en su hábitat natural de la Serra mallorquina.

El Servicio de Protección de Especies apunta que, "de momento, se mantiene la situación favorable de la especie y la tendencia es positiva", pero avisa de la necesidad de seguir "trabajando activamente" en la recuperación del 'ferreret', así como la restauración y creación de zonas de cría.

También se considera imprescindible incidir en la eliminación de sus principales depredadores, entre los que destaca la serpiente de agua.

La serpiente siempre supondrá una amenaza para el ferreret, un anfibio vulnerable que no tiene defensas químicas como otros sapos, pone pocos huevos y no tiende a colonizar nuevos espacios.

Los expertos creen que la falta de recursos químicos de defensa está relacionada con la insularidad. Al parecer, el ferreret no llegó a desarrollar estas defensas porque en Mallorca no había serpientes de agua hasta la llegada de los romanos en siglo I de nuestra era.

Aunque no conviene hablar de salud de hierro, sí es cierto que el ferreret parece haberse consolidado en su territorio natural, con unas cifras al alza que invitan al optimismo. En 1994 se contabilizaban 8.000 ejemplares y solo ocho años después, en 2004, ya eran 20.000 las larvas de ferreret localizadas.

Además, el trabajo que se desarrolla para ampliar la cría en cautividad garantiza un futuro lleno de vida al pequeño señor de los gorgs.