Mostrar una alerta de la que extraer lecciones de cara al futuro. Ése es el objetivo del índice mundial de riesgo climático que elabora anualmente la organización internacional Germanwatch. Una clasificación en que se analiza qué países han sido víctimas de sucesos meteorológicos extremos, que cada vez más científicos relacionan con los efectos del calentamiento global.

Coincidiendo con la celebración de la Cumbre del Clima en Madrid, Germanwatch, con sede en Berlín (Alemania), ha hecho público su último informe, que evidencia cómo España ha subido varias posiciones en el ránking por las catástrofes naturales que sufrió en 2018, entre las que destaca la riada que sufrió la comarca de Llevant de la isla.

Las intensas lluvias, que batieron récords históricos en varios municipios y en especial en Sant Llorenç des Cardassar, provocó una torrentada que dejó 13 víctimas y daños económicos a gran escala. En su momento se calificó como la peor catástrofe natural de la historia reciente de la isla.

Los autores del informe han explicado que, por desastres como éste, España ha subido en el índice de riesgo climático, que tiene en cuenta criterios como las víctimas mortales y las pérdidas económicas.

33 víctimas

En total, en España, murieron el año pasado 33 personas en varios episodios climáticos extremos, entre los que destaca la riada mortal del Llevant, que provocó también daños económicos por un importe cercano a los 100 millones de euros, según las primeras estimaciones que se hicieron tras la catástrofe.

Con estos antecedentes, España aparece en la posición número 38 en el ránking internacional de vulnerabilidad ante sucesos climáticos de extrema gravedad, cuando, por ejemplo, en la clasificación de 2016 ocupaba el puesto 44.

Los 10 países que más sufrieron los sucesos climáticos extremos el año pasado fueron los siguientes: Japón, Filipinas, Alemania, Madagascar, India, Sri Lanka, Kenia, Ruanda, Canadá e Islas Fiji. En el caso de Japón, el índice toma en consideración las lluvias torrenciales que dejaron más de 200 personas, además de una ola de calor que, se calcula, provocó la hospitalización de cerca de 70.000 ciudadanos. Una ola de calor causó también estragos el verano pasado en Alemania.

El informe de la organización con sede en Berlín recuerda que se batieron récords de temperatura entre abril y julio de 2018, con temperaturas que, de media, se situaron tres grados por encima de lo habitual. Esa situación, según las estimaciones de Germanwatch, causaron más de 1.200 muertes en Alemania.

Ciclones, deslizamientos de tierras, lluvias monzónicas e incendios forestales aparecen entre los desastres naturales que copan el top ten del índice de riesgo climático.

"Volatilidad" del clima

La organización internacional recuerda que diferentes partes del mundo se están enfrentando a la realidad del cambio climático, lo que, en muchos casos, se manifiesta en una tendencia al alza de la "volatilidad de los sucesos de clima extremo".

Siguiendo esta línea argumental, apunta que, en las dos últimas décadas, cerca de medio millón de personas han muerto como consecuencia de más de 12.000 episodios climáticos de extrema gravedad.

Germanwatch recuerda asimismo que el índice que elabora cada año muestra el nivel de vulnerabilidad de los países a las catástrofes naturales, basándose en datos cuantificables como el número de víctimas y los daños materiales. Un indicador que, subrayan, los países deberían tener en cuenta como "alertas" para estar preparados ante los sucesos climáticos que se produzcan en el futuro.

Fue el 9 de octubre de 2018 cuando las fuertes lluvias provocaron una tragedia en la comarca de Llevant. Las precipitaciones de récord propiciaron la formación de una riada que causó 13 víctimas. Sant Llorenç des Cardassar sufrió especialmente los efectos de la torrentada. El torrente de Ses Planes, que atraviesa todo el núcleo urbano, fue el epicentro de la catástrofe.