El acusado del crimen de Sencelles empleó una extrema agresividad a la hora de acabar con la vida de la víctima. Así lo resaltó ayer el teniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil que encabezó la investigación del caso. "Se ensañó con él", sentenció.

El responsable de las pesquisas sustentó su afirmación del comportamiento sumamente violento del asesino en el panorama que se topó en la escena del crimen y en la reconstrucción de los hechos. "Todo estaba lleno de sangre. Había un gran charco que cubría la cocina. La víctima había recibido más de 40 puñaladas y el asesino había empleado mucha agresividad para amputarle un dedo de forma limpia", subrayó.

Esa agresividad desmedida del asesino contrastaba con los problemas de movilidad que presentaba la víctima, a raíz de un accidente de moto que tuvo hace muchos años. Buena prueba de ello es que tiene una discapacidad física reconocida del 43%.

El oficial del instituto armado también resaltó cómo salió a colación el nombre del ahora acusado del asesinato. En primer lugar se entrevistó en el lugar de los hechos con la hermana y el cuñado de la víctima. "No podían entender cómo alguien pudiera haberle hecho cuando solo tenía un círculo cerrado". Este consistía básicamente en familia y en amigos de toda la vida.

Cuando el investigador le presentó a los familiares si alguien de su entorno podría tener algún problema de drogas o de dinero se empezó a barajar el nombre de su exyerno. "Se quedó parado y dijo 'pues mira A.B. puede ser'", destacó. A partir de este instante el cerco se comenzó a cerrar en torno al sospechoso que se materializó dos días después con su detención.

"Comprobamos que esta persona tenía antecedentes por agresión sexual. Su huella indubitada estaba en la base de datos y apareció en el domicilio en un resto de cerámico, ", precisó el responsable de la investigación del crimen de Sencelles.

También compareció ante la sala la expareja del procesado, madre de su hijo, para describir su comportamiento. La mujer, cuya declaración tuvo que interrumpirse al emocionarse y comenzar a sollozar, afirmó que puso fin a la relación debido a la adicción del acusado a la cocaína.

"No era agresivo"

La expareja del encausado negó que su comportamiento fuera violento cuando se encontraba bajo los efectos de las drogas. No obstante, reconoció que les pedía dinero o empeñaba objetos para costearse su adicción.

En este sentido, el hijo del acusado respaldó la declaración de su madre. El vástago afirmó ante el tribunal del jurado que su padre "no era nunca agresivo" después de haber consumido drogas. La adicción de su progenitor a la cocaína no le había pasado desapercibida. "Pensaba que un día me lo iba a encontrar muerto en la calle", resaltó.

Mientras, el hermano del acusado indicó que cuando este tomaba drogas "desaparecía dos o tres días y no quería saber nada de nadie", indicó.