"Nada ni nadie puede con el Dijous Bo". La frase del alcalde Virgilio Moreno durante la tradicional recepción de las autoridades frente al Ayuntamiento sonó como toda una declaración de intenciones. Es cierto que la feria no se para con el mal tiempo, pero este tiene el poder de dejarla bastante herida. La jornada desapacible de ayer, con rachas de lluvia y fuerte viento, deslucieron la feria de ferias hasta el punto de que fue una de las ediciones menos multitudinarias de los últimos años. Muchos vendedores y, por supuesto, visitantes, decidieron quedarse en casa tras echar una mirada al cielo y ver el gris panorama.

Ni de lejos alcalzaron las 200.000 personas que el Ayuntamiento cita cada año como techo de visitantes. Ayer, las calles de Inca engalanadas para la ocasión fueron espacios abiertos en los que pudieron pasearse sin empujones. "Es más fácil caminar que el año pasado, es mejor para poder ver bien la feria", dijo una visitante que avanzaba por la calle Sirena, uno de los ejes céntricos de la feria. Y es que no hay mal que por bien no venga. La menor cantidad de público ayudó a visitar el Dijous Bo de forma más pausada y contemplativa.

Cabe destacar la presencia de numerosos agentes de la Guardia Civil armados que vigilaronen todo momento la seguridad de la feria, apoyados por un helicóptero que hizo constantes pasadas por el cielo inquer.

A las 10 de la mañana se concentraron los políticos de la corporación en el Ayuntamiento, en una Plaça d'Espanya más coloreada que nunca por el mercado de plantas y los adornos festivos inspirados en la tela de llengües mallorquina. El alcalde Virgilio Moreno ejerció de anfitrión de las autoridades que lentamente fueron apareciendo. La máxima autoridad del Govern ha sido el vicepresidente Juan Pedro Yllanes. Acudió en representación de la presidenta Francina Armengol, que fue baja de última hora debido a una enfermedad.

También estuvo presente el president del Parlament, Vicenç Thomàs, además de los líderes de otros partidos como Biel Company (PP) o Jaume Font (El Pi). No hubo representación del Consell porque la institución insular celebraba una sesión plenaria.

{C}{C} GMv2|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=5dcd5f946abc865f7ca54d04|GMv2

Ver Galería

[Vea las imágenes del Dijous Bo

Disparada la foto de rigor, la comitiva inició su tradicional ruta por el recinto ferial al son de las 'xeremies'. Se dirigió hacia el Mercat Pagès que invadía las calles Comerç y Bisbe Llompart, centro de las esencias más tradicionales del Dijous Bo, el legado de los orígenes de una feria con raíces agrícolas y ganaderas que se esfuerza en mantener su sentido.

A poca distancia, en la Plaça Llibertat, se instaló la muestra de Comercio, con numerosas paradas empresariales que trataban de convencer a los visitantes de las bondades de sus productos. Tras realizar una visita al Barri dels Artesans, en el entorno del mercado cubierto, la comitiva llegó a la Plaça de Santa Maria la Major, donde se ubicaron los medios de comunicación, entre ellos DIARIO de MALLORCA.

Tras pasar por la Mostra Marinera, las autoridades finalizaron su recorrido en la Plaça del Bestiar, uno de los centros neurálgicos de la feria y donde más animación se concentró por la mañana. Allí, los visitantes pudieron ver de cerca a una gran variedad de animales y apl con ganas las diferentes demostraciones de perros pastores con ovejas y ocas.

Por la tarde, cuando la feria ya empezaba a decaer, la lluvia volvió a aparecer. No será un Dijous Bo para recordar. Los vendedores se quejaron del poco volumen de negocio debido a la menor afluencia de visitantes. La feria cumplió las expectativas, pero faltó lo más importante: el público.