­El joven manacorí Antoni Galmés, con la mayoría de edad recién cumplida, lleva cuatro años construyendo su particular sueño: ser el primer fallero de la localidad. Y, para esta primera cremà, ha elegido las fiestas de su barriada de Santa Catalina, coincidiendo por cierto con la jornada electoral. Él dice que la afición le viene de niño, cuando diseñaba figuras artísticas para ser quemadas durante los foguerons de Sant Antoni.

Hace cuatro años, decidió lanzarse a la aventura de hacer una falla al estilo valenciano. Y se puso manos a la obra. En su pequeño taller de la calle Tajo, empezó su obra. Pero no fue fácil, por sus dimensiones. Con una altura de 6,5 metros de alto y una base de 10 por seis metros, se vio obligado a emplear hasta cinco cocheras diferentes, que le cedieron sus familiares. Sólo así pudo manejar las 70 piezas de que se compone la obra. Finalmente, su sueño llegó a buen puerto. La falla se llama Pantomima y no es un diseño original suyo, sino que está inspirada en la de Pere Baenas, que ganó el concurso fallero en 2015.

"Trata de las mentiras, de lo irreal. La escena principal representa una chica que, saliendo de un retrato, se encuentra con un mimo que le entrega una flor, aunque todo sea fruto de la imaginación de un mimo enamorado", relata el joven artista.

En el resto de escenas, se puede encontrar a un flautista que representa a los artistas de la calle, y a dos bailarinas, en referencia al dinero de caja A y caja B. Además, el autor ha añadido otras representaciones con referencias locales, como los famosos baches que pueblan las calles de Manacor y por los que se la conoce como Manaclot.

Si las lluvias de los últimos días dan un respiro, está previsto que la falla esté montada definitivamente hoy. Se podrá contemplar en la confluencia de la calle Tajo con la calle Santa Catalina, hasta que por la noche arda en la primera cremà de Manacor.

Galmés enfatiza la cantidad de horas que ha dedicado a su falla. Son tantas que, asegura, si las juntase todas le resultaría un año de jornadas de 10 y 12 horas. No sólo eso. También ha tenido que aportar mucho dinero. "Son cuatro años de inversión. Hay mucha gente que prefiere comprarse un móvil de mil euros y yo me lo gasto en esto, que es lo que me apasiona", dice.

Seguramente, ésta no será la única falla que arderá en Manacor. Galmés asegura que su objetivo es desplazarse el próximo año a Valencia, para formarse en un taller de fallas. Allí podrá decir que él fue el primer fallero que encendió Manacor.