La capilla que preside el camposanto de sa Pobla guarda en su interior una curiosa historia. El actual cementerio, antaño conocido como el Cementeri Nou, fue acabado a principios del siglo XIX en la actual ubicación, si bien con una superficie y disposición muy diferente a la que presenta hoy.

La acusada insuficiencia del primitivo recinto acabado en 1821 aconsejó al Ayuntamiento la compra de unos terrenos colindantes, propiedad de doña Dolores Mas Roig, quien el día 9 de enero de 1877 otorgaba escritura de venta en unas condiciones un tanto curiosas y favorables para el municipio. Según la escritura notarial, "cedía 127 destres de tierra de su propiedad" por un precio de 188 libras mallorquinas y ocho sueldos, de las que solo quiso recibir las dos terceras partes del valor, "cediendo la tercera parte que asciende a 62 libras mallorquinas y 16 sueldos a la Obrería de San Antonio Abad de esta Parroquia, y por lo tanto la repetida Obrería tendrá derecho a percibir del Ayuntamiento, cuando así lo crea conveniente, la expresada tercera parte del total valor por el que se vende el citado terreno."

Nueva capilla

Diez años más tarde, la corporación municipal, en prueba de agradecimiento a la señora Dolores Mas, acordaba "ceder a perpetuidad la propiedad de cualquiera de las nueve tumbas construidas en el cementerio."

Además de este agradecimiento material, los responsables municipales acordaron también "que en la nueva capilla que en breve se construirá, no para depósito de cadáveres, sino para ser destinada al culto, se coloque únicamente una estatua, la de Nuestra Señora de los Dolores, con el Santo Cristo en brazos, en conmemoración del nombre de pila de doña Dolores Mas y Roig de Lluís, y a la vez invitarla por si tiene a bien ayudar a la Corporación en el importe de la estatua".

Efectivamente, la señora Dolores correspondió con las atenciones municipales hacia ella y costeó íntegramente la imagen de la Virgen de los Dolores que se venera en la capilla del cementerio, la cual es una copia exacta, ya que así lo exigió la señora Mas, de la que se venera en la iglesia de la Cartoixa de Valldemossa, en cuyo municipio la mencionada señora era poseedora de distintas fincas.

En febrero de 1888, las obras de la capilla se hallaban bastante adelantadas y finalizaron en mayo de 1889, fecha en la que se colocaron los vitrales de las aberturas laterales y de la cúpula. Los trabajos costaron 544 pesetas.