Los municipios disponen de instituciones locales y se relacionan con otras de rango más extenso, la gente se agrupa en entidades de todo signo y condición para lograr objetivos y practicar actividades. Aun así, en algunos sitios,como Calvià, se necesitan órganos de enlace entre una cosa y otra para obtener eficacia y fluidez. ¿Dónde se pierde el eslabón del vínculo normalizado? ¿Por qué la relación institucional y social se ha vuelto tan compleja y necesita de nuevas herramientas?
La sociología tendrá su propio diagnóstico del asunto, pero el despliegue de dinamizadores sociales es, por igual, una mediación válida y un claro síntoma de lesión social del que cabe describir las causas con precisión y, si se da el caso, aislar esta dedicación de los usos políticos partidistas.
Las sospechas que planean en Calvià sobre la intervención de dinamizadores como agentes electorales, deben despejarse de una vez por todas. La actuación profesional en este sentido debe ser clara y transparente. Los políticos a la política, y los dinamizadores a consolidar la participación sin mirar el voto ni el escaño. De no ser así, la intoxicación y la ruptura se volverán más dañinas.
