Sant Llorenç revivió ayer una de las tardes más tristes de su historia tras la devastadora riada de hace un año que se cobró la vida de trece personas. La localidad abrió de nuevo sus heridas, aún sin cicatrizar. Afloraron los recuerdos, las emociones y las lágrimas en un emotivo homenaje en el centro del pueblo. Trece globos blancos en memoria de las víctimas volaron hacia el cielo. Costaba seguirles el rastro. Una emoción contenida invadía toda la plaza del Ayuntamiento. Ojos enrojecidos, vidriosos, llorosos y miradas al aire. La tragedia sigue todavía en la retina de muchos. La música de un violín y un piano se funde con el repicar de las campanas de la iglesia. Cuesta respirar. Sant Llorenç no tiene nada que celebrar. "Hoy no es un día de fiesta", sentencia de forma rotunda la señora Joana, nonagenaria, en el portal de su casa en la calle Major.

Muchos llorencins se quedaron ayer tarde en sus domicilios. Es difícil revivir una vez más una experiencia tan traumática. Una gran ola de barro y agua les arrebató de cuajo una parte del municipio la fatídica tarde del 9 de octubre de 2018. Otros vecinos participaron en el sentido memorial que se celebró ayer a las siete y media de la tarde frente a la fachada del Consistorio. Cerca de 400 personas acudieron al acto, sencillo, pero muy respetuoso, cargado de emotividad y poético. Fue un delicado homenaje a las víctimas repleto de sentimientos, en el que también se quiso agradecer la oleada de solidaridad que llegó al Llevant de la isla ahora justo hace un año.

Entre los asistentes se encontraban prácticamente todos los familiares de los fallecidos en Son Carrió y Sant Llorenç. Aguantaron con templanza y la gran mayoría no pudo contener las lágrimas al recordar a sus seres queridos. Junto a ellos los políticos del Govern, Consell de Mallorca, Parlament, ayuntamientos de Sant Llorenç y localidades vecinas e incluso el alcalde de Palma, así como el delegado del Gobierno en Balears, Ramón Morey, el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, el presidente del PP, Pablo Casado, y autoridades del Ejército, la Guardia Civil, Protección Civil, Emergencias, bomberos y sanitarios del 061.

Vecinos, políticos, familiares de víctimas y personal de organismos de emergencias, con sus chalecos de trabajo con logotipos, se unieron en el memorial y, posteriormente, en la misa oficiada por el obispo Taltavull. La iglesia estuvo abarrotada de gente. Muchos siguieron la eucaristía de pie y otros, en la plaza a las puertas del templo. Delante del altar, trece velas encendidas recordaban a las víctimas.

GMv2|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=5d9ed4e8897ae007ab8cc80d|GMv2

Ver Galería

Vea aquí las imágenes del acto

La presidenta del Govern, Francina Armengol, siguió el homenaje en la plaza del Ayuntamiento, junto a los familiares del pequeño Arthur, de seis años, y su madre, la farmacéutica Joana Lliteras. Armengol se mostró muy afectada y no pudo reprimir las lágrimas durante prácticamente todo el memorial. La presidenta, con el rostro desencajado, se abrazó al padre del niño fallecido y conversó con los allegados tras finalizar el acto.

El alcalde de Sant Llorenç, Mateu Puigròs, leyó un comunicado destacando la labor de los voluntarios. Poco después, se realizó un minuto de silencio que acabó con un aplauso y dos niñas vestidas de blanco cortaron unos lazos para hacer volar, uno a uno, los trece globos. La música de violín y piano acompañaba el acto simbólico. En el escenario, quedaban trece centros de rosas blancas.

El alcalde de Artà, Manolo Galán, decidió vivir esta jornada "en la intimidad" y con el apoyo de su pueblo, donde tuvo lugar un minuto de silencio, así como en Capdepera.Reencuentros

La nota positiva de la tarde fueron los reencuentros entre rescatadores y afectados por la riada. "Hace un año que no nos veíamos, nos hemos emocionado al vernos", relató ayer Bernat Vera, miembro de Protección Civil de Calvià. Él y su compañero, Manuel Sánchez, rescataron a un matrimonio de turistas holandeses cuyo coche fue arrastrado por la riada. "Los encontramos agarrados a un pino con hipotermia y en shock. Los rescatamos. La mujer perdió a su madre, de 80 años, en la torrentada", aclaró Vera. "Lo han pasado muy mal, ha sido muy duro para ellos. Cada día se acuerdan de todo, de todo lo que ocurrió. Para ella es mucho más duro porque falleció su madre", añadió el miembro de Protección Civil. El matrimonio se fundió en un abrazo con sus rescatadores.

"Los encontramos a dos o tres kilómetros de Son Carrió. Escuchamos unos gritos de auxilio y eran ellos. Nosotros íbamos andando en paralelo al torrente con Protección Civil de Santanyí y dos guardias civiles", recordaba ayer al anochecer Bernat Vera.

Otro de los héroes de Sant Llorenç, Miquel Galmés 'Gento', que junto a Miquel Montoro, rescataron con cuerdas a otros cuatro turistas holandeses hace un año también se reencontró ayer con los afectados. "Rescatamos a un matrimonio, una cuidadora y a la madre de la mujer. Venían a una boda que no se pudo celebrar debido a la tragedia. De hecho, la pareja aún no se ha casado. Los cuatro iban en un coche que se vio arrastrado cuatro kilómetros por el torrente hasta la rotonda de Son Carrió. Los rescatamos. Hoy (por ayer) se han emocionado con el homenaje. Ha sido muy emotivo. La novia perdió a su abuela en la torrentada", detallaba ayer 'Gento'. "No sé aún cuándo me casaré", comentaba el novio. Los ocho holandeses han vuelto a Mallorca.