Unos 70 manifestantes se concentraron ayer por la tarde en un lateral de la plaza de toros de Inca para protestar contra la celebración del festival taurino que tuvo lugar en la localidad. Una decena de agentes de la Guardia Civil y unos pocos agentes de la Policía Local estuvieron controlando que no se produjeran altercados.

Los manifestantes ocuparon una de las escaleras de acceso a la plaza de Antoni Mateu, muy próxima al coso taurino. Desde esa zona se profirieron gritos de "asesinos", "hay que torear a los del tricornio", "fascistas fuera" y otros similares. Los gritos y los insultos se incrementaron a la llegada de alguno de los toreros y sus cuadrillas por la calle de Borja Moll. Los agentes de la Guardia Civil se interpusieron formando un cordón. Cabe destacar que algunos aficionados se encararon con los manifestantes al sentirse ofendidos por los gritos. No obstante la Benemérita disuadió los ánimos de los ciudadanos que pretendían dirigirse hacia los antitaurinos.

Una parte de la calle Germanies fue cortada durante una hora en prevención de que se pudieran producir encontronazos entre los aficionados taurinos y los manifestantes.

También se desplazó una unidad de los Tedax de la Guardia Civil, al detectarse una vieja bolsa abandonada junto a la puerta del patio trasero de la plaza de toros. Los agentes la inspeccionaron y poco después abandonaron el lugar al comprobar que se trataba de una falsa alarma.

La portavoz de Més per Inca, Alice Weber, reclamó al alcalde, Virgilio Moreno, la suspensión del festival alegando que "el propio empresario ha manifestado que no iba a hacer los controles antidopaje a los toros antes del festejo". El alcalde estuvo ilocalizable para este medio durante todo el día.

La propia Weber tuvo que escuchar gritos y descalificaciones en su contra de algún manifestante que no entendía cómo siendo parte del equipo de gobierno de Inca no había parado la celebración del festejo. "Sólo vas a por el sueldo y la silla", le dijeron.