Numerosas irregularidades, el incumplimiento del reglamento y la no aplicación en su totalidad de la ley 9/2017 del 03 de agosto de regulación de espectáculos taurinos y protección de los animales en Illes Balears, dejan en evidencia al ayuntamiento de Inca y su alcalde Virgilio Moreno a la cabeza y a toda su cuadrilla de asesores. El propio organizador, 'Campanilla', afirmó el viernes a Diario de Mallorca que no se realizaron los pertinentes controles de antidopaje ni a toros ni a toreros. Ocho astados de irrisoria presencia. Cuatro pares de becerrotes más propios de cualquier capea de despedida de soltero que de un espectáculo taurino que pretendía rendir homenaje a una figura del toreo como fue Dámaso González. Inmerecido e indigno resultado.

El palco presidencial vertió el cubo de los apéndices sin ningún criterio ni implicación para que los toreros pasearan hasta 13 orejas y dos rabos. Es lo que tiene venderse por cuatro entradas y tres litros de cerveza.

Se anunció de manera fraudulenta a Ortega Cano que únicamente se limitó a hacer el paseíllo y participar en la lidia del sobrero. Una lidia que, además de antirreglamentaria, fue detestable para los ojos de quien se precie llamar taurino. Hasta cinco pares de banderillas le acribillaron al animalito para ser lidiado de manera vejatoria tanto con capote y muleta por todos los componentes del cartel. Además, de manera antirreglamentaria, también, actuó de paisano, puesto que estaba fuera de cartel, Pedro Gutiérrez Moya 'Niño de la Capea'.

Pedro Gutiérrez Moya 'Niño de la Capea', de paisano. M. Á. Puertas

Se pidió el indulto, premeditado desde hacía semanas, incitado por los propios toreros a lo que la presidencia claudicó, como era de esperar. Profesionales se hacen llamar algunos. Cuánto chufla. Un disparate. Un sinsentido si se tiene en cuenta que no existió la suerte de varas y que el reglamento lo prohíbe en plazas de tercera categoría como es la de Inca. Una pantomima.

La actitud deleznable de las partes actuantes, merecen pedir responsabilidades tanto al ayuntamiento, a quien competen las autorizaciones de espectáculos taurinos, como a la Presidenta del festejo, Aina Fe y su asesor artístico, Pedro Alcalá que son quienes debían dirigir el espectáculo y velar por el normal desarrollo del mismo y su ordenada secuencia.

Ah, y que se ahorren las llamadas pertinentes y el viaje de ida para venir a dar lecciones de nada y mucho menos de moral y ética tras el bochorno de lo de ayer.

Decencia y vergüenza, por favor.