Anoche llegó el plato fuerte de las Festes des Vermar de Binissalem: el Sopar a la fresca [vea aquí las imágenes]. Se calcula que unas 18.000 personas -muchas de las cuales invitadas de otros municipios de la isla- volvieron a darse cita en este multitudinario encuentro con el objetivo de cenar en plena calle. Como siempre, los típicos fideus de vermar fueron el plato más degustado, no faltando otros habituales de las mesas mallorquinas como la sobrassada y los botifarrons, o la coca en todas sus versiones y especialidades: verdura, trempó, pimientos asados, cebolla y pasas, etc.

La velada transcurrió con normalidad y el ambiente festivo volvió a impregnar Binissalem y su entorno, y todo ello gracias al buen hacer de sus vecinos, que no escatimaron en colocar sus mejores manteles y cuberterías sobre la mesa. Cabe agregar que la temperatura acompañó, incluso con calor durante la tarde.

Mientras, unas doce parejas de xeremiers, distribuidas por diferentes puntos de la localidad, animaban al paso de visitantes con sus piezas musicales populares.

Según fuentes municipales, se despacharon un total de 3.000 botellas de vino, al precio de un euro, la mayoría de las cuales fueron facilitadas por la bodega José Luis Ferrer y el resto por Vins Nadal.

Las 3.000 botellas repartidas significan un total de 2.250 litros de vino, a lo que se debe añadir las botellas que aportaran los vecinos por su cuenta, lo que supone una cifra estimada muy abultada de consumo de vino en una sola noche.

Por otra parte, cabe indicar que de las 108 calles que tiene el municipio, sólo 22 se quedaron sin ocupar. Pero no fue porque sus moradores no quisieran agregarse a la fiesta sino que se preservaron con el fin de ofrecer una vía de urgencia en caso de que fuera necesario.

Aparcamientos

Uno de los inconvenientes de esta larga noche de fiesta fue la gran cantidad de vehículos que llegaban al pueblo procedentes de otros municipios buscando aparcamiento. Para ello, la Policía Local y el equipo de Protección Civil de Binissalem adecuaron tres grandes zonas de parking: en el Camí de s'Aigua; en las inmediaciones del restaurante Sa Vinya y en el Polígono Industrial. Allí se habilitaron solares y fincas rústicas para ser usadas de forma temporal.

En definitiva, el tradicional Sopar a la fresca fue otra vez el acto exitoso que vio sus inicios a principios de los años noventa a raíz del concurso de carrers endiumenjats, del cual se recoge su primera noticia escrita, precisamente en Diario de Mallorca, el 29 de septiembre de 1990.