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Torre de Babel de excesos y riesgos

Poco a poco y con algunos tropiezos, la ordenanza de Fomento de la Convivencia se está desvelando como un buen instrumento para incubar el civismo frente a desmanes y peligros reales que siguen reproduciéndose cada verano en la costa de Calvià. También es cierto que su misma aplicación demuestra que todavía le queda mucho recorrido por delante. Ahora que está operativa, habrá que mantener pues convenientemente engrasada la herramienta.

El balance de actuaciones y denuncias registradas por la Policía Local contribuye a reforzar esta impresión de ligeros y costosos avances, al tiempo que augura mucho trabajo por delante, porque Magaluf, aledaños y proximidades de Calvià, siguen siendo un babel de excesos del turismo de borrachera y un lugar del que, al menor despiste, queda desterrado el civismo.

Entre julio y agosto los agentes registraron 1.783 denuncias. Es una disminución significativa en relación a las 2.528 del mismo periodo del año pasado, pero siguen siendo muchas. Demasiadas porque los números siguen demostrando que continúa habiendo sobreabundancia de venta ambulante en competencia agresiva con el comercio tradicional y regulado. También prolifera en exceso masajistas de toda condición y está lejos de extinguirse el sexo y los orines de las calles. De todos modos, lo más grave continúa siendo el balconing. Este año la policía ha puesto once multas por está práctica que tantas veces tiene consecuencias fatales.

Al cierre de temporada, el inventario de comportamientos incívicos y de respuestas policiales ante ellos sigue dejando patente que resta mucho por hacer y que las reacciones deben ser multidisciplinares.

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