Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

No es oportuno escalar sobre el despropósito

En la queja pública de los hermanos Pou por presunta persecución y victimismo parece querer darse por supuesto que el prestigio y la experiencia de Tamara Lunger eran justificación más que suficiente para dejarla escalar sin estorbos ni controles, dando por supuesto su respeto al medio natural.

Es una argumentación que se despeña en su propio contenido y cae sobre la incongruencia y la contradicción, sobre todo cuando pretende ampararse en la comparación con Rafel Nadal. El tenista no ganaría torneos sin regulación ni control previo en las distintas facetas que le afectan.

Para la escalada es tan insuficiente como imprescindible el instrumental, la técnica y la seguridad, no solo para la persona que la practica, sino también para el medio en el que se desarrolla. Son criterios de sentido común que deben tenerse en cuenta en todas partes, pero, si cabe, más en sitios tan sensibles como la serra de Tramuntana. Lo realmente sorprendente es que una mujer como Tamara Lunger saliera a practicar escalada sin documentación que la pudiera identificar, sin permiso para desplegar su actividad deportiva en el lugar escogido y que se extrañara del control de los agentes de Medio Ambiente. Para eso están, para salvaguardar el espacio de to todos, sin excepción y exigiendo el cumplimiento de la norma establecida.

La escalada no puede concebirse libre en el sentido de libre albedrío personal. Una deportista al aire a la intemperie debe tener vista suficiente para detectar zonas de anidación y no interferir en tan delicada y sensible tarea. Los pájaros también tienen derecho a la intimidad, incluso si ésta se entiende como beneficio humano.

El enfado de los escaladores parece desproporcionado. Al salir de casa nadie debe estar exento de regulación. Las excepciones son traicioneras.

Compartir el artículo

stats