Nueva madrugada tempestuosa en Magaluf por el conflicto que mantienen representantes de la comunidad senegalesa con algunos compatriotas que se dedican a actividades ilícitas, a los que quieren echar de las calles. El entorno de Punta Ballena volvió a ser escenario en la madrugada del viernes de peleas en las que se llegaron a esgrimir botellas rotas, aunque no fueron tan multitudinarias como las de la noche anterior. Una persona involucrada fue denunciada por llevar un objeto peligroso, informaron fuentes municipales.

En previsión de que la conflictividad se agravase, la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil pusieron en marcha un dispositivo conjunto que permitió que los incidentes no fuesen a más.

Conflicto latente

En el trasfondo del conflicto que ha estallado esta semana, radica el malestar extendido entre la comunidad senegalesa de Calvià -que se dedica a la venta ambulante, pero también a la hostelería- con los compatriotas que aprovechan el verano de Magaluf para hacer su particular agosto con pequeños hurtos y trapicheando con drogas.

De hecho, el pasado miércoles, más de medio centenar de senegaleses recorrieron una de las principales arterias de Magaluf para protestar "contra la delincuencia y los robos con violencia". Los convocantes de la protesta expresaron su hartazgo por el hecho de que "unas pocas personas malas ensucien el buen nombre de toda una comunidad" dedicándose a actividades ilegales.

La manifestación empezó a las siete de la tarde del miércoles. Unas horas más tarde, ya de madrugada, estalló una pelea multitudinaria en Punta Ballena, en que, al parecer, miembros de este colectivo recriminaron a otros senegaleses que estuviesen trapicheando en la vía pública. En los vídeos que han trascendido de esos hechos, se ve cómo vuelan los puñetazos y las patadas ante la mirada atónita de los turistas.

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