Santa Catalina Thomàs volvió este domingo a resistir la trencadissa de gerres de los diablos de Santa Margalida ante la atenta mirada de miles de personas. Eran poco más de las nueve de la noche cuando los fuegos artificiales daban el pistoletazo de salida a la procesión más popular de Mallorca, que data de 1792.

Acto seguido, los diablos tomaron las calles de la localidad hasta llegar a la plaza de la Olivera, animando a su paso a un público entregado que les seguía con estupefacción. Detrás de ellos, los payeses, quienes, jarra en mano, desfilaron al son de los xeremiers y las bandas de música. Y aunque los payeses se resistieron a entregar su jarra a los diablos, finalmente éstos se hicieron con más de 2.000. Y no solo consiguieron gerres. También apaciguaron su apetito con la comida que los miembros de las carrozas les daban. Una escena peculiar e insólita que hizo gracia a los participantes, que alcanzaban todas las edades.

La ornamentación de las doce carrozas que recorrieron Santa Margalida fueron otro de los focos de atención para los miles de asistentes que, con sus teléfonos móviles, retrataron la belleza de estas carrozas que recrean escenas de la vida de la Beata, este año representada por la joven margalidana Joana Maria CalafatJoana Maria Calafat. Las más ovacionadas volvieron a ser Flor de Mallorca y Glorificació.

Como marca la tradición, la Beata d'en terra desfiló hasta la iglesia, donde tuvo lugar el momento cumbre de la festividad: la trencadissa de gerres por parte de los diablos, que fue resistida por Santa Catalina Thomàs con nota.

Entre los asistentes estaba la presidenta del Govern, Francina Armengol; la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera; el presidente del Parlament, Vicenç Thomàs; la consellera insular Bel Busquets; el líder del PP balear, Biel Company; la diputada Marga Prohens; y el alcalde de la localidad, Martí Torres, entre otros.

Como novedad, este año el consistorio emitió un bando donde establecía unos mínimos para la vestimenta payesa exigida a los participantes.

Torres explica que con esta medida "lo que se quiere evitar es que se pierda la imagen tradicional y empecemos a ver trajes de payés desvirtuados con prendas no típicas". Objetivo cumplido. Los participantes tomaron nota y se vistieron como "tradicionales payeses".

La procesión de la Beata fue el colofón a una jornada que empezó a las once de la mañana, con la salida de los diablos desde sa Creueta. Como es tradición, fueron corriendo por el pueblo haciendo sonar sus picarols para despertar a los que aún dormían.

Al llegar el mediodía, la fiesta adquirió un tono más solemne, con la celebración de un oficio en la iglesia parroquial, con cantos de la coral de Santa Margalida y una representación del Ball de l'Oferta a cargo de la Escola de Ball de Bot de Santa Margalida con el acompañamiento musical de xeremiers y flabiolers. Los preparativos para la gran procesión siguieron con la tradicional Pujada de Carrosses hasta la explanada de la iglesia y un colorido pasacalles con la participación de las bandas de música y de las colles de xeremiers. El día de fiesta acabará en Santa Margalida con una verbena en la plaza de la Vila y, a partir de la una de la madrugada, con una actuación de DJ Boscana.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • Joana Maria Calafat Estelrich: "No creía que hubiera salido mi papeleta entre tantas candidatas como había"
  • Santa Margalida dicta unas normas para desfilar en la procesión de la Beata

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO