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Pep Martorell: "Criamos las lechonas y las servimos asadas al cliente en cualquier pueblo"

El ganadero ha conseguido rentabilizar su actividad y además garantiza la producción a nueve criadores más

Pep Martorell (centro) con su hija y su padre que le ayudan en la explotación y en el asador. Pep Córcoles

­Pep Martorell cuenta con la ayuda de sus padres y de su hija que le apoyan con fuerza en el proyecto empresarial de criar porcelles para la venta directa ya cocinadas. Su experiencia, no sólo ha mejorado el rendimiento de su finca sino que en la actualidad da trabajo a nueve criadores independientes más. Nos recibe en su restaurante de Son Serra de Maria, el Rancho Grande, donde se puede degustar también la deliciosa porcella negra mallorquina al horno.

P ¿Por qué un ganadero decide ponerse a cocinar y llevar las lechonas a domicilio?

R Hace años venían los mercaderes y compraban los lechones, pero ellos ponían un precio cerrado. Era eso o nada. Muchas veces vendíamos por debajo de los costes. Yo me propuse acabar con esos intermediarios y darle un valor añadido a mi producto. Comencé poco a poco y confiando en la publicidad boca a oreja, que me ha dado muy buenos resultados.

P ¿Cuantas cerdas mantiene en su explotación?

R Tengo 180 cerdas de raza pura mallorquina y varios sementales

P ¿Cuantas porcelles puede despachar en un año?

R Dependiendo del año podemos vender entre 2.500 y 3.000 porcelles asadas y servidas a domicilio

P ¿Cómo es el proceso?

R Pues una vez que el lechón ha adquirido el peso adecuado se sacrifica y lo asamos en nuestra cocina para servirlo bien en el Rancho Grande o bien a domicilio, a toda Mallorca. Para que sea un proyecto serio y comercialmente rentable hemos diseñado una bandeja de aluminio del tamaño adecuado y una caja de cartón donde viene todo. Servimos nuestras lechonas en un tamaño estándar para 10 personas, con guarnición de patató de sa Pobla, también al horno, y con una ensalada variada.

P ¿Supongo que efectuó usted un estudio económico?

R Efectivamente. Yo estoy vendiendo ahora mismo la porcella negra rostida a 150 euros, portada a cualquier pueblo de Mallorca. Mi familia obtiene mejores beneficios por la cría de cerdos negros pero además estamos dando trabajo a varios empleados y a nueve criadores más

P ¿Ha buscado asociados?

R No, son criadores independientes con los que hemos hecho un contrato. A principios de año estipulamos un precio justo y yo les garantizo la compra de toda la producción. Eso nos da a ambos seguridad y estabilidad, aunque yo he de espabilarme porque en determinadas épocas no hay tanta salida y sigo adquiriendo sus animales.

P ¿Que tiene el cerdo negro mallorquín que le hace tan sabroso?

R Varias cosas. Existen estudios que destacan la excelencia de su carne. Uno de los aspectos importantes es que tiene la grasa infiltrada por lo que es más jugosa. Por otra parte su crianza le confiere una características únicas. Son cerdos criados en extensivo; es decir, todo el año pastan libres. También les suministramos comida natural además del pasto: higos, bellotas, alfalfa, garbanzos, cereal y patata, entre otros. Yo opino que es la mejor crianza del mundo. El animal se desarrolla a su ritmo.

P ¿Dónde vende más; en que pueblos?

R Evidentemente, por proximidad, en Son Serra de Marina, Can Picafort, Alcúdia, Santa Margalida, sa Pobla, pero también en Son Servera, Artà o Palma.

P ¿Tiene nuevos proyectos?

R Ahora mismo tenemos en fase de estudio lanzar también el servicio de cordero mallorquín asado que también pretendemos que sea del criador al consumidor.

P ¿Navidad es la mejor época del año para la ‘porcella’ asada?

R Es buena época, pero curiosamente hay más demanda en agosto. Es sencillo de explicar; en agosto hay muchas fiestas en diferentes pueblos, y en navidades realmente hay cuatro días de fiesta, aunque intensos.

P ¿Quién es el mejor cliente?

R Evidentemente es el residente por la comodidad de que se le sirve a domicilio. Sin embargo, tengo que puntualizar que nos hemos topado con un cliente que no habíamos previsto pues, se ha corrido la voz, y ahora nos llaman desde muchos barcos de recreo pidiendo porcelles.

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