Un centenar de personas volvieron a participar ayer en la Caminada per la Memòria. Esta octava edición, que se celebra cada 23 de agosto en recuerdo a los galileus asesinados y represaliados por los franquistas en 1936, empezó en Galilea y finalizó en el camposanto calvianer.

Como novedad, el ayuntamiento de Calvià inauguró un espacio de reflexión y homenaje a las víctimas del franquismo de la zona de Calvià, a raíz de la apertura de la fosa del cementerio del pasado mes de octubre. En este sentido, se tenía conocimiento de que había 14 víctimas enterradas, pero tan solo pudieron encontrarse los restos de dos hombres -todavía no identificados- y una mujer y, cerca de ella, otros restos humanos, también con señales de haber sido asesinados, que todavía han de identificarse. En lo que a la mujer se refiere, se trata de Joana Vaño Morales, asesinada en ses Planes cuando tenía 50 años, que es la primera víctima femenina represaliada que se ha podido hallar.

El Ayuntamiento de Calvià reclama que Joana Vaño sea enterrada en el cementerio de la vila. El espacio cuenta con una escultura obra de Margalida Sotomayor y tiene una llave, en memoria a la que llevaba Vaño cuando la mataron. Los restos que no han podido encontrarse todavía son los de los galileus Joan Ferrà y Cristòfol Barceló. Para la familia Ferrà, iniciadora de la marcha, la Caminada de este año tiene un sabor agridulce: “El ambiente que respirábamos el año pasado era, tal vez, excesivamente optimista, porque la fosa iba a abrirse y creíamos que encontraríamos a nuestro padre y abuelo”. Todo parece indicar que una reforma en el cementerio de Calvià en los años 50 alteró la ubicación de muchas de las víctimas. La familia Ferrà agradeció el esfuerzo realizado por el Govern por haber abierto las fosas y por los ayuntamientos de Puigpunyent y de Calvià, “por el apoyo que siempre nos han prestado”.