Para enfrentarse a una carrera de estas características lo mejor es ir equipado, saber a que te expones y desear que un mar de agua caiga sobre tu cabeza. Si no es así, más vale quedarse en el intento, porque Més sans que un gra d'all, la carrera que cada agosto llena Sant Llorenç es para intrépidos. Anoche, más de 4.000 desafiaron kilómetros y temperaturas para refrescarse de cuerpo entero.

Sant Llorenç vivió la vigésimo sexta edición del evento, que concentró a miles de personas en la plaza del Ayuntamiento para vivir un año más la carrera más refrescante del verano. La novedad este año fue la no instalación de los típicos aspersores situados en el local municipal de s'Escaleta, así como la supresión de la bombas impulsoras de agua para las mangueras del mismo local, que han sido suprimidas por el consistorio para ahorrar agua.

Aun así, el líquido elemento fue el protagonista de la noche y durante todo el recorrido de miles de participantes por las céntricas calle de núcleo urbano de Sant Llorenç, se lanzaron cubos o manguerazos para refrescar al personal. Todos los participantes iban ataviados con las camisetas verdes que cada año prepara la organización y cuya venta llegó a cerca de las cuatro mil unidades.

La carrera congrega cada año, no solo a participantes locales, sino también a muchos venidos de diferentes lugares de la isla. En esta ocasión encontrar aparcamiento fue un poco más difícil debido a que, por medidas de seguridad tras la torrentada del pasado octubre, no se pudo estacionar en el lecho del torrente, pero sí en espacios habilitados por el consistorio, tanto en la entrada de Manacor, como en la de Son Servera, al igual que se hizo el día de la feria nocturna.