El emblemático casal de Can Pocoví de Sant Llorenç se convertirá en un hotel interior. Se trata de un edificio de dos plantas y jardín lateral situado en la calle de la Mare de Déu Trobada, a escasos metros de la parroquia llorencina. Según el proyecto presentado por la promoción al Ayuntamiento, el pequeño establecimiento turístico contará con ocho habitaciones (cinco en planta baja y tres en la primera) para 16 plazas turísticas.

Según explica la propiedad y el Estudi Buit, responsable de la reforma, el proyecto pretende mantener la esencia de la vivienda señorial, una de las casas más reconocidas en Sant Llorenç por sus persianas amarillas y su vistoso jardín; "con esta premisa intentaremos conservar el máximo de elementos característicos y originales: pavimentos, puertas, baldosas hidráulicas, molduras de yeso etc. Incluso la pátina de algunas paredes".

De esta forma cinco de las ocho habitaciones del alojamiento turístico (pensado solamente para adultos), "se adaptarán de forma respetuosa con los espacios existentes, ya que en la planta baja se busca la mínima intervención". Asimismo para conservar al máximo el gran patio, se ha previsto colocar la piscina en la cubierta a modo de voladizo "tal vez el elemento más singular y representativo de este proyecto", lo que obligará a colocar una estructura metálica interior desde el sótano hasta la parte alta del edificio. "Una piscina colgando en una casa de 120 años. Un gran reto técnico y económico por parte de la propiedad, técnicos, constructores y Buit Arquitectura", explica su arquitecta, Bel Jaume.

El futuro hotel de Can Pocoví, cuyas obras se iniciarán en breve con el fin de que pueda abrir sus puertas la próxima temporada, es una de las casas más emblemáticas del pueblo. La gente lo recuerda por haber sido Ca es Practicant Jordi Pont y Ca doña Bàrbara, maestra y primera directora del colegio de Sant Llorenç, dos personas muy reconocidas y queridas en el pueblo.

De esta forma también se pretende consolidar la oferta turística del pueblo, que hasta el momento solo contaba con el pequeño hotel de Can Solaies. Todo lo contrario de lo que pasa en la costa, ocupada desde la década de los años sesenta por decenas de establecimientos de las empresas más importantes, concentrados sobre todo en Cala Millor.

El casal señorial está dentro de un solar urbano rectangular de 434 metros cuadrados de superficie, con 32 metros de fachada y 20 de fondo aproximadamente. El proyecto también prevé el cambio de la cubierta con una escalera de acceso hacia la piscina sin que ello suponga una ampliación.

En la planta baja, además de las zonas comunes destinadas al acceso, la recepción y el restaurante, tendrán cabida hasta cinco unidades de alojamiento, el patio y los espacios destinados a servicios de actividad. En la primera se distribuirán tres habitaciones más, para, finalmente, ubicar la piscina en la segunda.