Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

Un aliado mutado en amenaza fatal

El golpe ha sido demasiado duro y con un coste inasumible, el de vidas humanas. Nada puede ser igual en Sant Llorenç después de la torrentada del pasado 9 de octubre. El corte físico que supone el cauce del torrente en el pueblo se ha convertido, por efecto de la desgracia, en ruptura vital para sus residentes. Hay que aprender a repararla. No es fácil. Todavía se está en ello.

De convivir y servirse del torrente a ingeniárselas para protegerse de él. Esta es la mutación que está experimentando, por imposición, Sant Llorenç. Se escenificará de forma clara durante las inminentes fiestas patronales, porque las celebraciones populares son, evidentemente, reflejo de la realidad y un pueblo que ha vivido la tragedia no puede dejar de manifestarlo en su expresión colectiva.

Durante las fiestas de Sant Llorenç el torrente era el aliado, el espacio reciclado como aparcamiento útil y recurrente. Nunca más. En buena lógica, ahora se prohibirá estacionar en él y habrá un estricto control de los vehículos que se adentren en las calles del pueblo, reservadas solo para residentes. No quedará más remedio que habilitar nuevos aparcamientos en las afueras del pueblo para unas fiestas que, ya por tradición, se promocionan bien, aportan detalles de originalidad y, en consecuencia, se vuelven atractivas. Sería irresponsable dejarlo todo a merced de la ruleta de los repentinos cambios meteorológicos.

Hay otro motivo aún para marginar al torrente de Sant Llorenç de la fiesta organizada. En los últimos años se había convertido en trinchera del botellón incontrolado. El Ayuntamiento ha entendido que su misión no es tolerar el botellón. Esta es una reacción poco común que deberían copiar otros.

Compartir el artículo

stats