El aroma a alfabaguera anunció el pasado jueves la gran diada. Algaida honró a su patrón Sant Jaume al son de las ancestrales danzas de los Cossiers. El sonido de los cascabeles, el perfume de las hierbas aromáticas y el color de los bailarines llenaron de emoción a los algaidins congregados en la placeta de l'Església que siguieron con gran devoción sus bailes.

Acompañados por las melodías de los xeremiers, los danzarines estuvieron en todo momento acompañados por el dimoni, que entre baile y baile, no perdió la ocasión de asustar con su barrota a los más pequeños de la familia. Un año más, el gran reto de los más jóvenes fue intentar tocarle el picarol. La jornada festiva arrancó con la solemne misa cantada por el Orfeó Castellitx en la iglesia de Sant Pere i Sant Pau, una parroquia de estilo gótico con aportaciones barrocas que constituye una de las construcciones más simbólicas del pueblo.

El momento más esperado de la ceremonia fue la interpretación del ball de l'Oferta por parte de los Cossiers. A la celebración acudió la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, la consellera de Salud del Govern, Patricia Gómez, y la alcaldesa de Algaida, Maria Antònia Mulet, entre otros miembros de la corporación municipal.

Una vez concluida la celebración, Algaida volvió a vivir con fervor las danzas de los Cossiers, unos bailes que este año desprendían un aroma participativo. Y es que los bailarines pidieron la colaboración de los vecinos para que aportaran ramos de alfabaguera y los pañuelos que lucen en sus manos. La iniciativa fue todo un éxito: 25 de los mocadors que llevaban los bailarines fueron ofrecidos por los algaidins.

Los Cossiers danzaron al ritmo que marcaron los xeremiers: Ses Bombes, Mestre Joan, Els Reis, Mergançó, Obriu-nos, Flor de murta, Dança Nova y Titoieta. Con esta última interpretación llegó uno de los momentos más esperados. La dama cossiera culminó la danza ante la expectante mirada de cientos de algaidins pisando, por fin, al dimoni tras el duelo conocido como Titoieta-Mort del dimoni. Los demás bailarines la siguieron y lo pisotearon también, mientras Algaida rompía a aplaudir.