Un día cualquiera de verano en Portals Vells. Cientos de turistas compitiendo por un pequeño terreno en la arena con otros tantos centenares de visitantes que desembarcaban de dos grandes catamaranes procedentes de Palma. El Soller Cat tuvo que abrirse camino ayer a golpe de sirena entre las más de 60 embarcaciones fondeadas entre Portals y la playa de El Mago, en el municipio de Calvià, y hubo momentos en que casi colisiona con alguno de los barcos que estaban en la zona.

Esta situación desvió la atención de todos los turistas que en ese momento se encontraban dándose un baño en las aguas por la tensión que se vivía.

Esta llegada masiva de turistas a la pequeña playa no contenta a los trabajadores de la zona. Así, los empleados del chiringuito de la playa se quejaban de que la mayoría de turistas de los catamaranes no dejan ni un euro en la playa, ya que el tour marino les brinda paella a bordo de su barco, por lo que se limitan a bañarse en el agua.

Una situación que se repite

No es la primera vez que la playa de Portals Vells sufre masificación turística. A mediados de junio ya se vivieron jornadas de máxima saturación en la zona. Hubo días en que más de 50 embarcaciones estaban fondeadas en la playa, y la mayoría de ellas lo hacían sobre fondos protegidos de posidonia oceánica.

Todo esto, además, sin respetar las distancias mínimas para poder echar el ancla en las proximidades de la costa. Cabe recordar que la práctica de fondear sobre la planta protegida está prohibida desde julio del año pasado, cuando el Govern aprobó el decreto para garantizar la seguridad de los 650 kilómetros cuadrados de praderas de posidonia en las islas.

Caló des Moro, otro ejemplo

Hace dos semanas la entidad Terraferida ya denunció también la masificación de otro de los rincones de la isla, el Caló des Moro, situado en Santanyí.

"Es un paraíso sobreexplotado", lamentaba la asociación, argumentando que "el escaso espacio se encuentra saturado de turistas", y denunciaban que se habían alcanzado "límites intolerables". Aun así, el Ayuntamiento de Santanyí se desentendió de la situación, afirmando que carece de competencias a nivel municipal para poner freno a la llegada de visitantes atraídos por la fama de esta pequeña cala que, hace unos años, fue el escenario principal de un anuncio de televisión, hecho por una conocida marca de cervezas.

Estas situaciones de saturación en diversas playas de la isla abren más el debate sobre el modelo turístico que conviene a Balears, ya que son playas de pequeñas dimensiones, pero que tienen una gran afluencia de turistas diariamente.