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Historia

90 años de locomotoras eléctricas

El 14 de julio de 1929 el ferrocarril inauguró la electrificación de la línea que conecta con Palma

"Gloria al Tren de Sóller". Así titulaba la prensa local de la época de la puesta en funcionamiento de la electrificación del Ferrocarril de Sóller, una apuesta decidida en la que las locomotoras de vapor finalizaron su vida útil sobre las vías que conectan el valle con la capital isleña.

Hace ahora 90 años, el 14 de julio de 1929, el ferrocarril daba un importantísimo paso hacia la modernidad poniendo en servicio los automotores Siemens que todavía hoy siguen traqueteando por las vías convertidos en un hito del transporte y el turismo de las Illes Balears. Cuatro automotores permitieron mejorar la eficacia y la comodidad del servicio de trenes cuando tan sólo hacía 17 años que se había inaugurado la línea y la empresa afrontaba una de las innovaciones que le permitirían afrontar el futuro con mayor comodidad.

La mejora del servicio con el uso de los trenes eléctricos fue posible gracias al Nuevo Régimen Ferroviario que promulgó Primo de Rivera en 1924. El Ferrocarril de Sóller se acogió a esta ley y en 1925 Siemens elaboró el primer anteproyecto de electrificación de la línea que un año después fue aprobado por la junta directiva de la empresa. En 1926 se inició la electrificación que el tren adjudicó a la Sociedad de Alumbrado y Gas de Palma. Dos años después contrató a Siemens Schukert el suministro de cuatro automotores, la subestación de Sóller y el montaje de las líneas. Por su parte, la firma AEG construyó la subestación de Bunyola.

A principios de 1929 la obra de electrificación estaba prácticamente acabada, aunque la entrega de las cajas de los automotores, que construyó en madera la casa Carde y Escoriaza de Zaragoza, se había retrasado debido un pedido de tranvías para Barcelona que ese año celebraba su Exposición Universal. Pese a ello, en junio de ese año los nuevos trenes llegaron finalmente a Sóller. La inauguración se llevó a cabo por todo lo alto el 14 de julio, aunque los servicios regulares no fueron una realidad hasta el 24 de octubre, fecha en la que definitivamente se puso punto y final a la actividad de los trenes a vapor.

Con la electrificación y la renovación parcial de los raíles, la ayuda económica del gobierno de la Nación permitió otras mejoras en el servicio ferroviario, como la construcción del edificio de viajeros del Puerto (1929), la construcción de un almacén y una marquesina en la estación de Sóller (1930) y el suministro de 14 vagones (1930), tres furgones (1931) y un camión-vía (1932). Por todos estos conceptos, la empresa recibió del Estado 2,3 millones de pesetas.

Inauguración

La inauguración del servicio electrificado de trenes consistió en un viaje para las autoridades civiles, religiosas y militares, acompañadas de otras personalidades de la vida local y provincial y representantes de la compañía, que salió de Palma en dirección a Sóller a las 9.35 de la mañana del 14 de julio.

El tren hizo parada en Bunyola donde recogió a sus autoridades al son de la banda de música y tras visitar la nueva subestación eléctrica. Según el diario La Almudaina, a las 11.05, el tren llegaba a la estación de Sóller "después de cruzar bajo un artístico arco de triunfo, en el que estaba grabada la siguiente inscripción: el Ferrocarril de Sóller al Excmo. Sr. Ministro de Fomento". "La explanada de la estación, adornada con multitud de banderas españolas y guirnaldas de arrayán, ofrecía un brillante conjunto. Una multitud inmensa que se apretujaba en ella, el propio que en los andenes, saluda la llegada del tren con una ovación delirante, larguísima", concluía la crónica.

Tras salir los viajeros del coche-salón, el vicario capitular de la diócesis, Jaume Homar, celebró la bendición.

Actuó como madrina: Magdalena Estades, hija del director-gerente, y como padrino: Josep Puig, hijo del presidente.

Tras la bendición y el descubrimiento de una placa en homenaje a Jerónimo Estades, los invitados fueron obsequiados con un refresco en el restaurante del ferrocarril. Después, en varios tranvías, unos 200 invitados se trasladaron al Port donde se sirvió una comida en la terraza del hotel Marisol. Tras el almuerzo, las autoridades regresaron en tranvía y otras prosiguieron su viaje hasta Palma en un tren especial. En Sóller se celebró para la ocasión un festival infantil que presidió el gobernador civil.

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