Cuando ya se están llevando a cabo los primeros preparativos para la organización de la vigésimoprimera edición del concurso de pisar uva de Binissalem, uno de los actos más atractivos y esperados de las fiestas des Vermar que tendrá lugar el domingo 22 de septiembre, la asociación local Arròs amb salseta, organizadora del evento, está buscando un colectivo -empresa o aficionados- que quiera hacerse cargo de recoger el mosto para embotellar el vino que se entregará al año siguiente a todos los concursantes.

El motivo de esta urgencia sobrevenida es que el grupo de personas que se ha encargado de dicha tarea en los últimos diez años, por motivos de trabajo, ahora no puede continuar. Por esta causa, los organizadores del concurso están trabajando a contrarreloj para encontrar a unos sustitutos que se hagan cargo del mosto producido en el evento popular para producir el vino que se entrega a los concursantes.

Cabe recordar que para la pisada de uva son utilizados unos 1.500 kilos de la variedad Manto Negro, de los cuales se obtienen, aproximadamente, unos 700 litros de mosto.

De estos 700 litros obtenidos en el concurso de pisar uva, unos 500 litros son para el colectivo que decida hacerse cargo de dicha tarea a cambio de entregar a la organización 220 botellas de vino, de las cuales 160 son para los concursantes del próximo año y el resto para los colaboradores del concurso: vendimiadores, monitores, carreteros y grupo folklórico.

Veinte ediciones

El año pasado el concurso celebró su edición número veinte. Muy lejos queda ya en el tiempo aquella primera e improvisada pisada de uva, celebrada el 19 de septiembre de 1999 en depósitos de PVC y con uva de balanza, en la cual participaron diez equipos de cuatro integrantes cada uno, todos vestidos de paisano, excepto uno, los cuatro integrantes del cual sí tomaron parte en el concurso vestidos a la antigua usanza, es decir, con el típico vestido de pisador de uva o cassot. Y ese hecho fue, precisamente, lo que inspiró a que un grupo de jóvenes del pueblo dieran forma, al año siguiente, a la 'Festa dels Trepitjadors'.

En la tercera edición (2001), el concurso ya se celebró en cubas de roble y con uva para elaborar vino, también de la variedad Manto Negro. Y quien se haría cargo de elaborar el vino sería el colectivo local Vins Dilluns, un grupo de aficionados al mundo vinícola que, desde hacía unos años, ya preparaban su propios caldos.

A partir de aquí el evento iría adquiriendo mucho más interés, no solamente entre el público local sino también entre la población de otros municipios de la comarca vitivinícola. También fue en esa tercera edición en la que se sumó el grupo folklórico Tall de Vermadors, acompañando a los carros que transportaban la uva hasta la plaza y cantando las viejas cançons des vermar. Sin duda, todo aquello representaba una estampa de lo que en los años cuarenta eran los finales de jornada por parte de los vendimiadores en su regreso de los viñedos al pueblo.

Con el paso de los años el concurso se iría consolidando hasta llegar, en 2018, a su vigésima edición, y con récord de participación: veinte grupos de 6, 7 y 8 años; veinte de 9 a 15 y otros veinte de mayores de 16 años. Ahora, todo ese largo camino recorrido y esa gran aceptación podrían verse interrumpidas si no se encuentran nuevos colaboradores.

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