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Lletra menuda

Los puñetazos de la degradación

Del codazo al puñetazo y al arrastre directo por el suelo. No es verdad que ya se hubiera visto todo en la competencia por el ocio turístico. La recuperación de la dignidad del mercado, de la noble competencia, era una falacia, más bien una alucinación por insolación, un sueño anulado por la pesadilla de la realidad.

Magaluf no logra impermeabilizar el sumidero de la degradación turística. Hay testimonios de distinta condición que resultan tan reveladores como incapaces de poner límites al asombro. Los tiquetereos han abierto, literalmente, una lucha sin cuartel para disputarse y marcarse el terreno de su actuación. No es lo mismo hacer presión comercial en un callejón que en una plaza muy transitada.

Todo se libra en peleas, esa es la palabra, del "vale todo", una modalidad de lucha brasileña en la que, como indica su propio nombre, se utiliza cualquier técnica de artes marciales, incluso a ras de suelo, para inmovilizar al adversario.

Si, como se confirma, la captación de clientela entre los turistas de Calvià depende de los moretones y puñetazos que se acumulan en un descampado, significa que el negocio del ocio de toda la zona y la propia imagen turística de Mallorca tienen lesionados sus órganos esenciales.

En el diagnóstico hay que incluir todavía la también lesiva grasa de rentabilidad a cualquier precio y un erróneo, o cuando menos muy insuficiente tratamiento de las autoridades en su terapia de rehabilitación, ya no del turismo de calidad, sino del vacunado contra el escándalo.

Los últimos episodios de Magaluf deben ser analizados con seriedad. La zona tiene derecho a invertir los términos y a dejar de superarse a si misma en degradación cada verano.

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