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Una década de la muerte del bus urbano de Manacor

Ahora el nuevo Ayuntamiento intentará que sean los autobuses interurbanos del TIB los que hagan ciertas paradas estratégicas cuando pasen por la ciudad

Cartell promocional del bus urbano de Manacor, en 1988.

A principios de abril de 1988 Manacor accedía a la modernidad del transporte público. Entraba en funcionamiento el nuevo bus urbano y lo hacía a lo grande: con una circunvalación de 22 paradas y dos buses cada día (excepto domingos y festivos) desde las 6,30 horas de la mañana. Empezaba siendo un servicio municipal con autobuses alquilados a la empresa Aumasa.

Era uno de los proyectos estrella del Ayuntamiento de Jaume Llull, hasta ahora el último alcalde del PSOE en Manacor. Se estrenaba tras una intensa campaña de publicidad que incluyó carteles y pegatinas por doquier: "Te evitará disgustos", rezaba una de las viñetas dibujadas por Jaume Ramis en las que aparecía un policía recetando una multa. Una tarjeta mensual para poder subir y bajar indefinidamente costaba 500 pesetas. Pronto y en previsión del nuevo hospital comarcal, se pasó de un microbús de 19 plazas a uno un poco más grande de 29. Los primeros años fueron de efervescencia, por lo menos en lo que a la energía y optimismo se refiere. La novedad reinaba en el ambiente, en una ciudad en obras que quería pasar de Manaclot a la pulcritud pre siglo XXI.

Pero lo que empezó a piñón fijo y sin mirar atrás fue volviéndose pegajoso y sin mucho brío. Los vecinos se cansaron de tener que esperar más de media hora para que llegara el ansiado transporte. Más de lo que tardarían, en la mayoría de casos, para recorrer la misma distancia deseada a pie... y claro de ahí a ser un servicio fantasma van dos pasos. O mejor dicho dos décadas.

Porque a mediados de 2009, hace ahora diez años, el servicio prestado entonces por Autocares Pou SA, ya era una alma en pena. Un solo minibús de 23 plazas vacío daba vueltas y vueltas al casco urbano sin que nadie le prestara atención. Un trayecto duraba algo más de dos horas y el billete normal costaba 0,75 euros. En los siguientes dos meses transportó a 300 personas, a cinco pasajeros de media por día. Una ruina.

En noviembre del mismo año el bus urbano circulaba ya sin concesión y con pagos municipales de 4.173 euros mensuales. Las pérdidas calculadas por el consistorio eran de 160.000 euros anuales y no se preveía una remontada ni a corto ni a medio plazo; había que cerrar.

Para no volver

Una década después la idea de recuperar aquella quimera no está sobre la mesa del nuevo pacto de gobierno municipal. Manacor, que hoy en día cuenta con una población que ronda los 44.000 habitantes, está todavía lejos de los 50.000 a partir de los cuales se considera una necesidad la puesta en marcha de un 'transporte colectivo urbano de viajeros'.

Lo que sí propondrá sin embargo el nuevo gobierno conformado por Més-Esquerra, PSOE y Podemos, es que los autobuses del TIB que cubran las líneas interurbanas que tengan origen, destino o paso por la trama urbana, recorran una serie de puntos clave como el hospital o la estación de trenes, funcionando como si fuera un transporte local.

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