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Entrevista

Damià Duran: "Los pobres eran el pueblo, que pese a trabajar tenía dificultades para comer"

"Incluso tuvieron que avalar al Ayuntamiento para que pudiera pedir créditos con los que comprarles trigo"

Damià Duran con el libro que acaba de publicar. s.s.v.

¿Cómo se le ocurrió investigar sobre los pobres locales?

R En principio estaba buscando información sobre el consumo de trigo en Manacor y Sant Llorenç durante los siglos XVII y XVIII, cuando me di cuenta de las constantes compras por parte de la Universitat (lo que hoy sería el Ayuntamiento), destinadas a ayudar a sobrellevar las situaciones deficitarias de los pobres. Ahí fue cuando decidí cambiar la historia original para pasar a un estudio más antropológico. Para saber cuántos eran, qué hacían, cómo vivían y cómo se les adoctrinaba.

P ¿Quiénes y cuántos eran esos pobres?

R Eran el pueblo. Así de claro. No me refiero a los que se sentaban en un banco y extienden la mano para pedir, me refiero a los agricultores con poca tierra, que pese a trabajar tenían dificultades para comer y que entre 1600 y 1800 representaron entre el 90,8 y el 92% de la población manacorina; lo que perfectamente se puede extrapolar a la mayoría de pueblos mallorquines de la época. El 8% restante era la clase media y alta. Grandes terratenientes de la propiedad rural y la aristocracia que controlaba el 90% de los bienes materiales.

P ¿Cuántos miles había pues en el Manacor de la época?

R A finales del siglo XVIII estaríamos hablando de más de 7.000 personas, pese a que por entonces no había estadísticas oficiales, ni de población ni de pobres, y se tienen que investigar a partir de las sequías y las crisis agrarias.

P ¿No protestaban?

R No había protestas en el sentido de manifestaciones vehementes en la vía pública. Está claro que el conflicto existía, pero la gente recordaba aún la gran represión que había recibido la clase baja durante la historia reciente, tanto la de Manacor como la del resto de Mallorca, como la sufrida por el ejército de Simó Ballester en el siglo XV o la de los Agermanats en el XVI. Después también puede buscarse una explicación a ello en el papel adoctrinador de la Iglesia y la dureza del régimen político del virrey. Por otro lado los mercaderes forman parte también de la clase opresora, porque dejan capital y quieren sus intereses.

P En ese círculo vicioso... ¿el Ayuntamiento no protegía a quien lo pasaba mal?

R Sí, actuaba como una figura paternalista... pero tenga en cuenta que el propio Ayuntamiento era muy pobre. Tenía que pedir créditos garantizados por los propios pobres a través de fianzas de bueyes o caballos. El pueblo financiaba al Ayuntamiento... estaban dentro de un círculo vicioso de pobreza del que era difícil escapar. Hasta los menestrals eran pobres.

P ¿Todo ello se acaba en el siglo XIX?

R No de golpe, evidentemente, pero con el nuevo siglo hay una eliminación progresiva del diezmo (la décima parte de la cosecha que debía pagarse a la Iglesia) y la parcelación de las grandes tierras de los terratenientes que da, poco a poco, más acceso a ellas por parte de algunos vecinos.

P ¿Los ricos no daban trabajo en sus campos?

R Se trataba, por así decirlo, de una economía muy dependiente de sí misma. Una autarquía controlada por los grandes propietarios. Tenga en cuenta que el sector servicios casi ni existía, lo que quiere decir que efectivamente la gente dependía de los ricos para sobrevivir. Lo que pasa es que unos malos años agrícolas como pasó entre 1747 y 1750 debido a una sequía brutal, hizo que afloraran más de 3.000 pobres ya con necesidades realmente urgentes.

P ¿Desde Palma no echaban una mano?

R Desde Palma sugerían pero no ayudaban.

P ¿Estamos hablando de problemas de desnutrición?

R En familias enteras. Pero hay que decir que los pobres eran muy solidarios entre si. Es algo que no se refleja en los documentos, pero que es muy evidente, ya que de lo contrario hubieran muerto directamente, porque hubo momentos en que o se compartía o no había alternativa.

P ¿Era una sociedad con acceso a la educación?

R Como le decía el adoctrinamiento religioso entraba también a través de la educación, que era escasa, ya que solo unos pocos niños aprendían a sumar, restar y escribir y enseguida eran mandados a trabajar como porquerets. Había un convencimiento de que no era tampoco muy necesario ir a la escuela. Desde el Ayuntamiento no había una alternativa ni reivindicación en ese sentido. De ahí que fueran muy pocos los que tuvieran conciencia crítica, como Joan Crespí, Joanot Colom o Simó Ballester; por miedo a un régimen que era destructivo con la conciencia rebelde. Atacar al régimen era atacar la ley y eso significaba quedarse totalmente desamparado.

P ¿Qué relación había entre la pobreza y las enfermedades?, ¿Estaban peor en Manacor o en Sant Llorenç?

R En Sant Llorenç estaban mucho peor en ese sentido, porque los médicos ni querían ir directamente, lo que provocó situaciones muy extremas de enfermedades agonizantes. En teoría los doctores de Manacor debían atender a los enfermos llorencins dos veces por semana, pero es que muchos de ellos ni siquiera residían en Manacor. La enfermedad más común eran las fiebres y el torrente y las aguas estancadas eran un gran foco. Había también alternativas como los curanderos o los cirujanos populares.

P ¿Pero no era obligación?

R Había la obligación de asistir y ofrecer medicamentos gratuitos a los pobres de lista, es decir a conocidos como pobres de solemnidad.

P ¿Qué diferencia había con un pobre 'normal'?

R Eran aquellos que carecían de tierra, no tenían bienes ni ningún familiar o alguien que les asistiera.

P Me decía que en el XIX todo cambia ¿también por motivos europeos o su influencia no llegó?

R Sí, hubo una difusión en la isla de la revolución francesa y de la ilustración. Un nuevo pensamiento de signo más europeo que fue modificando la conciencia antigua que era más servil y humilde. En el XIX es cuando empieza a haber sindicatos, montepíos, organizaciones de obreros o la desamortización eclesiástica. Sin embargo continuó habiendo más de un 50% de analfabetismo.

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