Ahora mismo, cuando todavía se está desempaquetando la legislatura, sería muy prematuro aventurar si el equipo de gobierno municipal de Inca realizará una buena gestión. El tiempo y los hechos dirán.
Sin embargo, ya podemos adelantar, sin riego de equivocación, que el alcalde Moreno y su soporte técnico y político, se han desvelado como unos excelentes administradores de su propio bolsillo. Las prioridades que más les inquietan han quedado claras y clasificadas.
No negaremos al alcalde y los concejales del equipo de gobierno una retribución digna acorde con sus cargos y el grado de responsabilidad que les afecta. Incluso podemos admitirles algún tipo de gratificación, pero también les haremos saber que la solidaridad y la equiparación de ingresos con la población a la que sirven es un buen método de asimilación de la realidad para poder tomar desde ellas las decisiones oportunas. No es ninguna novedad, porque la mayoría de ediles de Mallorca están sujetos al vicio de subirse el sueldo antes de poder acreditar resultados, pero nos hubiera gustado más que el alcalde de Inca, antes de mirar su nómina, se hubiera interesado por la de los dependientes asistenciales y otras urgencias sociales.
Virgilio Moreno ha mirado los ingresos de los alcaldes de municipios equiparables a Inca y se ha subido el sueldo un 44%, hasta los 52.000 anuales, cuando en su caso el límite legal está en 58.000. Ha encargado incluso un estudio de intervención para saberlo. Nos queda la duda de conocer si ha encargado otro para ver qué municipios del nivel de Inca le superan en infraestructuras, servicios y eficacia económica para poder tomar ejemplo, actuar y con ello justificar el alto salario.
