Mucho tendríamos que recorrer por la geografía española para encontrar un ayuntamiento en el que el PP, en circunstancias normales, emite un voto favorable para la elección de un alcalde del PSOE. Algún que otro caso lo hallaríamos en el País Vasco, donde tiempos atrás se dio algún apoyo semejante entre los dos partidos. El PP de Campanet ha sido quien ha optado por dar este apoyo al PSOE con la finalidad de desalojar del gobierno municipal a Més, el partido que más años ha dirigido los destinos locales, y asegura que era el deseo de sus votantes.
El PP decidió apoyar al PSOE debido a que durante esta última legislatura, según palabras de su portavoz Sebastià Pons, Més "no ha estado abierto al diálogo y en muchas ocasiones incluso las propuestas ya tenían el no por adelantado".
Pons manifiesta que siempre ha resultado más fácil entablar conversaciones con el PSOE, a través de la que hoy es alcaldesa, Rosa Bestard, que con el candidato de Més, Guillem Rosselló, "como se ha demostrado en el año en el que ha permanecido en el consistorio".
El portavoz popular no guarda un buen recuerdo de la exalcaldesa Magdalena Solivellas (Més), de quien asegura que "ha actuado con prepotencia , incluso saltándose la legalidad, como puede ser en el caso de los aparcamientos." "Por lo tanto, poco ha cambiado Més en la localidad e incluso ya nos descartó inicialmente, sabiendo que el PP tenía la llave para la elección del alcalde", añade Sebastià Pons.
Desde los inicios democráticos el PP ha permanecido en la oposición exceptuando una legislatura. En las dos últimas elecciones ha sido el partido que menos votos ha conseguido. Incluso en los últimos comicios, El Pi, recién llegado a la política municipal, les ha superado.
No obstante, con la nueva situación que estos días vive la localidad el PP cree que ha conseguido lo que muchos de sus votantes ansiaban desde hacía décadas: desalojar a Més de la alcaldía.
El portavoz del PP afirma que a lo largo de la democracia, las relaciones con quienes han estado al frente del PSOE, aunque hayan existido desavenencias tanto a nivel municipal como de comunidad, "han sido más fáciles".
Los votantes del PP y el resto del pueblo valorarán dentro de unos años su decisión, que ha motivado un cambio que los populares esperan que sirva para mejorar el día a día de la localidad desde todos los aspectos, aportando su ayuda para ello, señala. Pons es consciente que para el PP resulta difícil gobernar por el momento, pero ahora su objetivo es "aportar ideas para la mejora de los vecinos".
Antiguas tensiones
Durante años siempre ha existido, como es lógico, una separación entre los partidos de la izquierda y el PP, pero esta siempre ha sido más acentuada con el antiguo PSM , hoy Més, que con el PSOE. Incluso entre los dirigentes de ambas formaciones existían tensiones.
Últimamente las tensiones se habían acentuado entre los partidos de la izquierda. Cabe recordar las desavenencias vividas dos legislaturas atrás, cuando el PSM compartió alcaldía con el PSOE y cada partido acabó gobernando en solitario los dos años que les correspondían a raíz de la expulsión de los regidores del PSM del equipo de gobierno presidido por el PSOE.
Estas antiguas rencillas todavía se recuerdan y no es de extrañar la tensión que los dos partidos todavía respiran y que influye en diversos sectores locales e incluso del vecindario. Ahora, el PP ha aprovechado esta histórica división de la izquierda para decidir el partido que debía quedarse con la alcaldía.
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