El tránsito desde el antiguo Hotel Club Hípico de Cala d'Or hasta el próximo complejo Hotel Eques, puede ser la viva estampa de la transformación que requieren y tarde o temprano afrontan, las instalaciones pioneras del turismo mallorquín. La necesidad impera y aquí no queda más remedio que aplicar a rajatabla el principio de renovarse o morir. Eso sí, para no acabar abandonado por el éxito, no queda más remedio que hacer el reciclaje sin desvincularse de los orígenes y al mismo tiempo de la modernidad.
El patrimonio acumulado es bagaje y garantía. Por eso está bien que el hotel estrenado en 1962 en Cala d'Or pueda renacer en 2020 estilizado por completo, con más estrellas, manteniendo la esencia del nombre y el perfil arquitectónico.