Los trenes de Mallorca pasean por toda la isla las secuelas del vandalismo y la suciedad de los que son víctima. SFM tiene un problema serio y caro en este sentido, pero habrá que reconocer que no es una lacra intrínseca con su razón de ser, sino que se la han contagiado el incivismo y la falta de responsabilidad de sus usuarios, reales y potenciales.
Pura contradicción, porque, en principio, los viajeros son quienes deberían tener mayor empeño en disponer de un tren limpio y confortable. El comportamiento de la mayoría de ellos sabe respetar y cuidar el transporte colectivo, pero hay un sector que no y eso, por estridente y sucio, es lo que más daña y se ve.
La asociación de usuarios denuncia las malas prácticas y la falta de vigilancia en los trenes. Dado que un sector de viajeros no se comportan como adultos, habrá que hacerlos crecer a base de vigilancia, reprimenda, multa y expulsión.