Los hoteles de interior, rebautizados como 'hoteles ciudad', están en pleno auge en Mallorca. En estos momentos sobresale el proyecto en ejecución en el histórico casal de Can Ferrereta de Santanyí, a dos pasos de la emblemática Porta Murada.

Según ha podido saber Diario de Mallorca, se trata de un proyecto de envergadura por sus dimensiones, características e inversión necesaria. En concreto se prevé un hotel de lujo (4-5 estrellas) con un total de 29 habitaciones (58 plazas). Habrá jardines, piscinas, zona de spa, gimnasio y aparcamiento. El coste del proyecto es de alrededor de 3,5 millones de euros. Figura como promotora la empresa Can Ferrereta SL (también implicación de Bastidas Architecture y Didan y Farres Consulting). Cada vez hay mayor expectación vecinal de cara a ver cómo se transforma tan singular y céntrico inmueble.

Cabe explicar que, durante años, muchos residentes lamentaron la visible degradación del histórico casal. El ayuntamiento de Santanyí, siendo alcalde Miquel Vidal (PP), intentó su compra pero lamentó que la propiedad no bajase de los 200 millones de pesetas. Autoridades locales admiten ahora que al final hubo una oferta de compra de aproximadamente un millón de euros pero fue desestimada ya que el gasto de la rehabilitación-reforma rondaba un millón y medio extra.

Los establecimientos existentes

Actualmente hay dos hoteles ciudad abiertos en el pueblo de Santanyí: S'Hotelet y Hotel Santanyí. Las obras de Can Ferrereta (rehabilitación, ampliación y cambio de uso de vivienda) se iniciaron hace pocos meses.

Exactamente, en Can Ferrereta, se contempla la rehabilitación del antiguo edificio; dos nuevos edificios; piscinas cubierta y descubierta, jardines, gimnasio, zona de spa y aparcamiento.

Autoridades locales del Ayuntamiento destacan que estos establecimientos atraen a turistas de calidad y que contribuyen a la recuperación del patrimonio y a la dinamización económica, social y cultural. "¡Ojalá también se promuevan proyectos de este tipo en otros núcleos del municipio como Cala Figuera, defienden los gobernantes conservadores.