La victoria histórica del PSOE de Llucmajor, liderado por el alcalde Gori Estarellas, corre cierto riesgo de fracaso si las formaciones de centroderecha, ganadoras morales de las elecciones del pasado domingo, se entienden. Ayer, el nuevo líder del PP, Éric Jareño, llegó a calificar de “positivos” sus resultados (pese a bajar de 8 a 5 ediles, igual número que el PSOE) e incluso sostuvo, ante la espectacular fragmentación del voto, que “ha quedado un poco difícil para gobernar pero no imposible; estudiaremos todas las posibilidades”. En este sentido, dijo sentirse “con muchas ganas”.

Si en esta legislatura hay representación de seis formaciones, en el mandato 2019-23 serán nueve: PSOE, PP, Més, Cs, Vox, Llibertat, ASI, Podemos y El Pi.

El pacto de centroizquierda integrado por PSOE, Més y El Pi ha perdido el control del Ayuntamiento, aunque debido a tan monumental fragmentación del voto, tampoco se descarta que el centroderecha no logre una entente y Estarellas siga al frente en clarísima situación de minoría.

“Inicio de la reconquista”

Vox Llucmajor se muestra eufórico y se refiere al “inicio de la reconquista”. Ciudadanos promete actuar “con la mayor responsabilidad y sensatez”. Llibertat advierte de que en las negociaciones defenderá su #CompromisoVecinal (104 medidas). Y ASI remarca que “el pueblo es soberano” y que trabajará “para su progreso”.