La sociedad del ocio ha transformado la playa en uno de sus servicios esenciales y si se trata de un lugar turístico, en bien preferente codiciado. De ahí que algunos ayuntamientos pongan la comodidad de la presencia humana en el litoral al mismo nivel que el mantenimiento de las plazas urbanas o el dispensario médico, pongamos por casa.
El ayuntamiento de Campos tiene mayor facilidad para asumir la gestión de un nuevo aparcamiento para Es Trenc que para regular la cesión de espacios devaluados y necesarios a un colegio público concertado. Todo queda dicho.
Es Trenc sigue siendo objetivo preferente desde todos los ángulos. Los bañistas no renuncian a su paraíso, los comerciantes apetecen su negocio y la Administración pugna por no quedar mal parada entre tanta saturación. Ahora facilita una solución parcial a la aglomeración de tráfico. Es un pequeño alivio para una dolencia superior. La presión volverá a vencer mientras no se impongan medidas más drásticas porque Es Trenc es solo y sobre todo el exponente de una problemática y una improvisación de gestión que afecta a la isla de Mallorca en su integridad.
