A pesar de la coincidencia con las elecciones generales, la cita electoral no ha restado visitantes este domingo por la mañana a una de las ferias más conocidas de nuestra isla, la Fira de Santa Maria. Acompañada en la presente edición por un tiempo más que primaveral, las calles de la localidad se han ido llenando de visitantes. A las once de la mañana era prácticamente imposible aparcar, a pesar de los aparcamientos alternativos que se han habilitado. Algunos de los visitantes han tenido que realizar vueltas por un espacio superior a los veinte minutos.

Como en las ediciones anteriores, la Plaça de la Vila ha concentrado la actuación del baile de los gigantes, así como del concierto de la banda municipal. En la misma plaza se ha instalado un estand común de las bodegas de la localidad, ofreciendo una degustación del Vi Novell que utiliza la misma cápsula desde hace dos años y la etiqueta de la bodega correspondiente.

En la plaça Nova, este año en el centro únicamente se han instalado las atracciones de feria, mientras que, paralela a la citada plaza, en la calle Llarg, el tradicional mercado dominical ofrecía los típicos puestos de las ferias, con vendedores de ropa, libros, artesanía, etc.

Los visitantes han podido deleitarse con la multitud de exposiciones que había dentro del recinto ferial, llamando la atención la instalada por la factoria de Dimonis de So, en los bajos de Can Sanxo, que representaba una casa de terror en la que los visitantes debían realizar un recorrido con algún que otro susto inesperado.

A partir de las once de la mañana, las autoridades, encabezadas por la consellera de Hacienda, Catalina Cladera, acompañada del alcalde Nicolau Canyelles, han realizado el tradicional recorrido por el recinto ferial, deteniéndose en el Celler Jaume de Puntiró, donde han podido degustar el vermut recientemente presentado al público que ha sido galardonado como el mejor producto ecológico del año.

No podían faltar en la feria las muestras de animales, así como las exposiciones dedicadas a los coches de época. En el patio de Can Sanxo, un año más, se podía contemplar toda una exposición de motos que hicieron historia en nuestras carreteras. En la tarde-noche del sábado, y como prólogo a la Fira, en la plaza de la Vila los cellers de la localidad organizaron un tardeo acompañado de sus respectivos caldos.