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Expresión de inquietudes sociales

Por regla general, la norma establecida va a remolque de la demanda y de la inquietud social. La ley intenta aportar orden y salida a la organización pública y a los problemas sobrevenidos. Solo en contadas ocasiones es capaz de divisarlos en el horizonte y contrarrestarlos con disposiciones preventivas. Esa misma carencia es la que provoca tantas veces la chispa y la insatisfacción de la calle.

La decena de consultas populares que este fin de semana se siguen celebrando en municipios de Mallorca tienen mucho de simbólicas, en algunos casos poco de formales y nada de vinculantes. Serán todo lo informales y hasta anecdóticas que se quiera, pero no dejan de ser la expresión de cierta insatisfacción y de la inquietud referente al modelo de Estado establecido. Esta es la alerta que despiertan los referéndums de estos días.

Que un determinado colectivo tenga el ánimo y la iniciativa de organizar una consulta para replantear la jefatura del Estado y que cuando las juntas electorales locales ven reparo en ello se apele a las provinciales, significa que algo se está moviendo. También que la Corona pierde fuelle como órgano integrador y de consenso. Este es el mensaje que debe entender la propia institución monárquica y los partidos políticos consolidados. Cualquier cosa excepto ignorar y despreciar lo que está ocurriendo. No tenerlo en cuenta sería contribuir a agrandar el malestar que se está poniendo en evidencia de modo cada vez más claro.

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