Los gigantes de la calle de Sa Lluna se recuperan. Tras más de 25 años de su creación, las figuras gigantescas que representan a un pagès y una pagesa volverán a salir a la calle, y lo harán durante los actos de la feria de la mano de la Asociación de Comerciantes de la Calle de Sa Lluna.

El presidente de esta entidad, Joan Vidanya, ha revelado que la entidad ha reunido todas las piezas que forman las dos figuras mitológicas para recuperarlas. Señala que las figuras se crearon hace casi tres décadas, pero desde hace años estaban almacenadas y sus piezas repartidas en varios domicilios particulares de antiguos socios de la entidad.

La asociación ha reactivado su recuperación tras reunir las piezas y estos días los dos grandes vestidos de las figuras ya se encuentran en proceso de restauración y limpieza. Posteriormente se realizará el montaje completo de las piezas que forman los gegants, con el fin de que durante la feria puedan participar en los actos festivos.

Y no sólo lo harán las dos figuras que llevan por nombre Toni y Catalina, ya que también lo hará la media docena de cabezudos que se construyeron en la misma época y que también están en manos de los comerciantes de Sa Lluna. Vidanya destacó además que la asociación prevé editar un folleto en el que se resumirá la historia de las figuras que forman los gigantes de Sa Lluna, unas piezas que durante las fiestas de mayo permanecerán expuestas junto a la entrada principal del edificio consistorial.

Para su recuperación, los comerciantes han tenido que reunir todas las piezas que se guardaban en diferentes almacenes particulares de los asociados. Tras reunirlas, la ropa se ha llevado a lavar a una lavandería y actualmente se trabaja con la limpieza de las piezas de madera que forman la estructura de los gigantes y en reparar los daños que se han detectado. El presidente de los comerciantes ha explicado que tras su recuperación los gegants se guardarán en un almacén municipal para que su utilización pase a formar parte de los actos festivos que se celebran habitualmente en Sóller. Hasta ahora, las dificultades de reunir en un solo lugar lo hacía difícil y los ha mantenido arrinconados prácticamente durante un periodo cercano a los 25 años.