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Lletra menuda

El impulso irrefrenable de la prohibición

Si consideras al pueblo un adversario, o al menos un colectivo necesitado de tutela y orientación, mejor aliarte con él. Es la mejor forma, o quizás la única, de tenerlo controlado y contento. De lo contrario, te vencerá y escapará por la tangente, porque la creatividad popular es más ocurrente y dispone de muchísimos recursos en contraposición a la escasa perspectiva de la sosa norma legal.

Tal como están las cosas, no sería ningún disparate que las juntas electorales se replantearan si su verdadera función está en proteger al ciudadano de las vanas promesas de tanto candidato insustancial en vez de frenar la respuesta, la contestación y la capacidad de iniciativa del pueblo soberano y sufrido. Si las juntas electorales de Palma y Manacor no hubieran prohibido en primera instancia las consultas populares sobre monarquía o república, se hubieran acabado celebrando como mucho una media docena en Mallorca.

La Junta Electoral Provincial da por bueno el recurso presentado por Valldemossa y no solo se celebrará el referéndum en este municipio, sino en la práctica totalidad de poblaciones de la isla porque la OCB, sin adscripción política oficial, presenta a la Delegación del Gobierno la documentación para poder realizarlos. Lo hará con la campaña hecha como efecto directo del revuelo organizado. Ocurre porque las juntas electorales no han sabido calcular el efecto de sus decisiones.

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